Josef Newgarden consigue su segundo título de la IndyCar tras ser octavo en Laguna Seca. El de Penske ha tenido suficiente con esa posición a pesar de los intentos de un excelso Pagenaud por ganar una carrera que finalmente se ha llevado Herta.

El Circuito de Laguna Seca vio como, por primera vez en 15 años, una carrera de la IndyCar daba inicio. Colton Herta se mantuvo en cabeza, pero, por detrás, Alex Rossi trató de superar a Scott Dixon y el neozelandés defendió su posición con uñas y dientes. Las posiciones por detrás se mantuvieron, con el líder Josef Newgarden cuarto.

Los dos primeros abrieron un hueco importante con un Rossi que veía como llegaba Newgarden. Los pilotos de la zona media empezaron a parar hacia la vuelta 13, siendo Simon Pagenaud, que rodaba sexto, el primero de los líderes (y de los candidatos al título) en detenerse. Rossi y Newgarden, sin embargo, pararon un giro más tarde.

En la parada, el de Penske le ganó la posición al de Andretti, que, además, fue superado también por Pagenaud. El californiano y el francés llegaron incluso a tocarse. Dos giros más tarde, Pagenaud dio cuenta de Newgarden y Rossi acabó superándole también.

Con el primer stint ya completado por todos, Herta y Dixon seguían alejados, Pagenaud era tercero por delante de Rossi y Will Power, que salía séptimo, estaba por delante de Newgarden, en quinto lugar. Pagenaud había montado los blandos y pudo recortar distancias con Dixon y Herta, que llevaban duros. Tras ellos, Power amenazaba la posición de Rossi y le superó para ponerse cuarto.

Por detrás, Newgarden perdía la sexta plaza a manos de un Felix Rosenqvist que había remontado desde la 14ª posición de salida y se estaba jugando el título de debutante del año con Herta y con Santino Ferrucci. El sueco no se quedó allí y superó con un gran movimiento a Rossi. El de Andretti volvía a tener a Newgarden detrás, pero ambos pararon, de nuevo, al mismo tiempo.

Tras ellos, todos pararon y Herta seguía en cabeza, pero Power llegó a la lucha y era tercero, por delante de su compañero Pagenaud. Rosenqvist era quinto y su compatriota Marcus Ericsson se había puesto sexto, por delante de Rossi y Newgarden. Pagenaud recuperó la última plaza de podio al superar a Power y el australiano recibió desde el muro la orden de no tratar de devolvérsela.

Llegado el ecuador de la carrera, llegó la primera bandera amarilla. Conor Daly se tocó con Marco Andretti al tratar de adelantarle en la primera curva, hizo un trompo y se quedó clavado en la tierra. Con la carrera neutralizada, las asistencias le ayudaron a volver a pista y pudo seguir en carrera.

La carrera fue reanudada en la vuelta 49 y Rosenqvist trató de atacar a Power por la cuarta posición, pero no pudo completar la maniobra. Por detrás, Ferrucci perdió el coche en la frenada y golpeó a Takuma Sato. El de Dale Coyne tenía daños, pero siguió hasta llegar a un punto donde pudo retirar el coche sin causar una amarilla.

A partir de aquí, la situación en carrera entró en un impasse en el que nada cambiaba hasta que, en la 64, comenzó la que sería la última ronda de paradas. La situación tras las detenciones fue decisiva para el título, ya que Pagenaud salió por delante de Dixon, pero el neozelandés le adelantó en pista y Power salió por delante de ambos en la siguiente vuelta, lo que podría ser fatal para las opciones del francés.

El martirio de Pagenaud continuó y el francés perdió la cuarta posición con un Rosenqvist que le hizo, en el sacacorchos, uno de los adelantamientos del año. El de Penske no se rendía y le devolvió la maniobra, pero necesitaba ganar para ser campeón, y quedaban 14 vueltas. El #22 no se iba a rendir.

Pagenaud alcanzó a Dixon, pero el neozelandés defendió su posición durante varias vueltas a la perfección. Por detrás, Sébastien Bourdais superó a Newgarden por la séptima plaza, circunstancia que no cambiaba la situación en la general mientras Pagenaud siguiera cuarto.

En cabeza, Herta completó las últimas vueltas con Power amenazando su posición, pero aprovechó que tenia más push-to-pass que el australiano para cerrar su debut con una fantástica victoria, en la que ha liderado más que nadie y ha sido el justo vencedor. Power se lleva una positiva segunda plaza remontando cinco plazas y Dixon consigue un insuficiente tercer puesto.

El hombre del día, no obstante, es Newgarden, que ha tenido suficiente con ser octavo, en la que no ha sido una de sus mejores carreras, para hacerse con su segundo título de la IndyCar. El de Tennessee ha ganado más carreras que nadie esta temporada y prácticamente no ha tenido errores, y ahora ve ese esfuerzo materializado en un merecido bicampeonato. Newgarden y Penske han demostrado ser capaces de todo juntos y dejan claras sus intenciones: seguir ganando títulos y luchar por la Indy 500, tarea todavía pendiente para Josef.

Cabe destacar el pundonor demostrado hoy por Pagenaud que, con la situación en su contra, ha luchado como nunca y no ha agotado sus opciones hasta la bandera a cuadros. Cuarto puesto para él y subcampenato. Tras el francés, otro piloto que puede estar orgulloso hoy es Rosenqvist, quinto, que ha remontado después de un error en quali y ha impedido que, pese a la victoria, Herta le arrebate el honor del rookie del año.

Por detrás, Rossi ha sido sexto en una carrera en la que no consiguió tener el ritmo necesario y sufrió con las gomas; Bourdais ha sido séptimo, el ya mencionado Newgarden octavo, James Hinchcliffe noveno y Ryan Hunter-Reay décimo.

Así, la IndyCar despide una temporada más, coronando por segunda vez a una de las mejores promesas del automovilismo de la presente década en una ronda final de infarto, en la que los rivales de Newgarden, que probablemente vuelva a lucir el dorsal 1 en 2020, no se han rendido y han demostrado lo duro que es luchar por ser el mejor en esta espectacular categoría.