La lluvia llego finalmente al GP de Rusia. Lo hizo en las últimas 6 vueltas, comenzando a notarse en las curvas 5 y 6 para expandirse después por todo el circuito. En esta situación, la lotería de la lluvia estaba servida.

Para entender la complejidad de la situación hay que tener en cuenta varios factores. En primer lugar, la lluvia no cayó de forma uniforme sobre todo el circuito, haciendo que hubiera zonas mojadas y zonas secas. Es decir, en primera instancia, ningún neumático era válido para esas condiciones y, como montaban los lisos, optaron por esperar.

En segundo lugar, la fuerza de la lluvia. Nadie sabía si las nubes sobre el circuito iban a descargar lluvia torrencial o lluvia ligera. A esto hay que sumarle que estábamos en los últimos compases de la prueba, por lo que aguantar en pista sin cambiar neumáticos parecía la opción más sensata.

Los que arriesgaron, ganaron.

En estas situaciones, como sucediera con Russell en la clasificación, arriesga el que no tiene nada que perder. Fue el caso de Valtteri Bottas, que estaba fuera de los puntos y paró pronto esperando que la lluvia se intensificara para sacar beneficio.

Los más conservadores, los de cabeza. Lewis Hamilton esperó unos giros para cambiar neumáticos, al igual que Sebastian Vettel o Lando Norris, que estaban consiguiendo un gran resultado en seco.

Además del cambio de neumáticos fue clave la habilidad del piloto en condiciones muy resbaladizas. Así, pilotos como Fernando Alonso supieron esperar al momento para cambiar neumáticos sin perder posiciones en pista. De hecho, el asturiano se situó en zona de podio, pero la parada llegó una vuelta tarde, suficiente para que otros pilotos con intermedios le dieran caza.

Los cambios de posición que trajo la lluvia.

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De esta forma, Norris fue el más perjudicado por esperar tanto en pista, aferrándose a una victoria que se le estaba escapando. Los Aston Martin y Charles Leclerc, en posición de puntos, perdieron sus lugares en el top10 para salir con un cero de Rusia.

La cara de la moneda fue Max Verstappen, Valtteri Bottas, Kimi Raikkonen y George Russell, que pararon en el momento idóneo, no sin arriesgar y sin saber si la lluvia iría a más, y ganaron posiciones.

 

Otros como Sainz, Alonso o Ricciardo, con mayor o menor suerte, se mantuvieron en la zona de puntos sin apenas variar mucho su posición.

Con esto se demuestra que se formó una tormenta perfecta, no solo en el apartado meteorológico: lluvia intensa, final de carrera y pilotos fuera de posición. El resultado, un top10 completamente diferente con solo seis vueltas de diferencia.