Cuando hablamos de McLaren, hablamos sin ningún género de dudas de una de las escuderías que han hecho grande a la Fórmula 1, Junto con Ferrari y Williams forman el grupo de grandes dominadores de este deporte. Un trío de gigantes, que cada uno a su manera está dormido, Ferrari sigue ganando carreras, pero en Maranello eso nunca es suficiente, Williams vive en un pozo del que todavía no sabe si va a ser capaz de salir y McLaren ha vivido un calvario desde que al final de la temporada de 2012 Lewis Hamilton se fuera a Mercedes para sustituir a Schumacher. Este artículo quiere repasar esos años para analizar esa travesía por el desierto y ver como han reconstruido el equipo para llegar a su situación actual, a un paso de volver a la mesa de los mayores.
2008 fue el final de una era en la Fórmula 1, tras el mundial de Hamilton, y con la peculiar temporada de 2009 con el surgimiento de Brawn entre medio, la década inició y el ascenso del Red Bull con Newey y Vettel. En este nuevo escenario, McLaren trató de repetir la jugada que no le salió bien con Alonso, y se hizo con los servicios del campeón vigente Jenson Button para acompañar a un ya más que asentado Lewis Hamilton. Durante las 3 temporadas que duró la pareja, siguieron ganando carreras, pero simplemente, no estaban a la altura del todopoderoso Red Bull. Frente a eso, la caída de rendimiento y la propuesta que le hizo Mercedes a Hamilton supuso un antes y un después para los de Milton Keynes, tras la marcha del hoy hexacampeón del mundo, McLaren empezó su via crucis.
Los dos años fueron mediocres, aún con el motor Mercedes, en 2013, se rompió una racha de 32 años con al menos un podio de McLaren. Ese año Ron Dennis abandonó su puesto de Team Principal, en el que fue sustituido por Éric Boullier, que venía con el prestigio logrado en Lotus, pero aunque el año arrancó con Button y el rookie Magnussen en el podio de Melbourne, solo fue un espejismo y el equipo volvió a la mitad de la tabla. Se despedía así McLaren de su asociación con Mercedes, que pese a no ser la más exitosa de su historia, dejó en sus vitrinas 3 títulos de pilotos y uno de constructores. Este final se produjo coincidiendo con el inicio de la era híbrida y McLaren hizo una apuesta arriesgada que, vista con la perspectiva del tiempo, se puede catalogar de desesperada, volver a su asociación con Honda, tratando de reverdecer laureles.
Una muestra del optimismo, quizás poco fundamentado, que se vivía en McLaren, es la alineación de 2 campeones mundiales que presentaron ese 2015, con la vuelta de Alonso. Bien pronto se demostró que ese optimismo no estaba justificado, ya que el motor Honda fue claramente inferior en potencia y fiabilidad a todos los demás y sólo las manos de dos finos estilistas como eran Alonso y Button pudieron meter esos coches entre los 10 primeros puestos en una temporada que acabó con 14 abandonos (2 de ellos antes siquiera de empezar la carrera) y tan solo 6 finalizaciones en zona de puntos. El problema de base, era que la Fórmula 1 de la que se había ido Honda en 2008 era bastante diferente a la que se encontró a su vuelta y además el hecho de partir de 0 les penalizó gravemente en el desarrollo frente a las demás marcas, que habían podido evolucionar y desarrollar sus motores de forma más progresiva.
La siguiente temporada aunque terminó con casi el triple de puntos, no mostró la progresión de un equipo que en 2015 esperaba competir por el título a medio plazo. Tras ese año, Button se retiró y McLaren apostó por el joven Stoffel Vandoorne, que la temporada anterior había sorprendido con una 10ª posición sustituyendo a Alonso tras su accidente en Australia. De nuevo, el equipo hizo un paso atrás, la fiabilidad seguía siendo un problema y además, aunque todos los dedos apuntaban a Honda, el chasis y el trabajo aerodinámico de McLaren empezaban a ser cuestionados.
Aquí hay que sumarle el error de planteamiento de la temporada de McLaren, que creyeron que poniendo a Vandoorne al lado de Alonso, éste último se convertiría en una especie de mentor del joven belga para ayudarle a pulir su talento. La realidad era que el asturiano se sentía capaz de volver a ser campeón, su objetivo era competir, no ser el mentor veterano de un joven piloto. El resultado de esto fue un Alonso que con cada milésima que exprimía de su McLaren, iba minando poco a poco la confianza de Vandoorne, que se veía incapaz de competir con su compañero de equipo. Tras ese año, McLaren y Honda terminaron su relación y apostaron por Renault como suministrador para dar un paso adelante en la tabla.
El inicio de la relación con Renault fue prometedor, con los 2 coches en los puntos en 3 de las 4 primeras carreras, sin abandonos hasta la 5ª y con Alonso marcando 32 puntos (más que los dos pilotos de McLaren en toda la temporada anterior) en esos 5 primeros eventos. A partir de ahí, la realidad golpeó, en el resto de la temporada, Alonso solo volvió a puntuar en 4 de 16 carreras, en eventos en los que o bien se esperaba un rendimiento incluso mejor tras el buen inicio de temporada (Hungría y Singapur) o en carreras con múltiples abandonos que hicieron algo más barato el acceso a los puntos (Austria y Gran Bretaña). Para Vandoorne el año fue similar, 3 carreras de las 4 primeras en los puntos, solo una de las 17 restantes. Se comprovaba que el fiasco de Honda había tapado un mal funcionamiento interno y un mal coche. Para añadir al desastre, Alonso perdió su confianza en el equipo y a la vuelta del parón de verano anunció que dejaba la Fórmula 1 al menos para 2019, por su parte, Vandoorne había perdido completamente la confianza en su talento, tras ser arrollado por Alonso por segundo año, incluso ampliando su ventaja cuando en teoría, al ser el segundo año del belga en F1 debería haber progresado más que un Alonso que ya iba camino de los 37 y si a caso tenía que empezar a descender en su rendimiento.
Con este panorama, McLaren volvió a cambiar completamente de dirección, manteniendo el motor Renault, pero cambiando tanto a los pilotos como al Jefe de Equipo. Andreas Seidl, con una reputación forjada en DTM con BMW y especialmente en la Resistencia con Porsche se unió al equipo al terminar su periodo de gardening, pero aunque no tuvo tiempo de participar en el desarrollo y la planificación de la temporada si que desde su llegada trató de fijar las aspiraciones que debía tener el equipo, y esas no eran otras que volver a la élite. Tras los años anteriores, todo el mundo hizo bien en tomar esa declaración de intenciones con cautela. Los nuevos fichajes del equipo, el todavía joven pero ya experimentado y asentado en la categoría Carlos Sainz jr. y el rookie lleno de talento Lando Norris, asumieron el reto de avanzar en la dirección que les marcó su nuevo jefe.
El inicio de la temporada no fue bueno, Sainz tuvo problemas de fiabilidad que le forzaron a abandonar en las 2 primeras carreras. Aún así la 6ª posición de Norris en Bahrain fue una muestra del potencial del coche y con la llegada del mundial a Europa el nuevo proyecto empezó a funcionar. desde Azerbaiyán McLaren se asentó en los puntos y empezó a convertirse en la referencia fuera de los 3 equipos líderes. Sainz empezó a situarse como el primero del resto, consiguiendolo en 6 carreras, mientras que Norris lo hizo en 3 ocasiones, más que sus competidores immediatos, Renault y los aspirantes de Haas y Racing Point. El premio a todo ese esfuerzo llegó en Brasil, cuando en una carrera loca y después de un incidente entre Hamilton y Albon, los comisarios sancionaron al primero, dandole a Carlos Sainz la 3a posición, el primer podio de McLaren des de la carrera inaugural de 2014.
Ante los cambios de reglamento para 2021 (que con la Pandemia se ha pospuesto hasta 2022) que deben suponer un cambio drástico tanto en el rendimiento de los monoplazas como en el rendimiento de los equipos, Seidl y Mclaren no se conformaron y anunciaron el cambio de suministrador de motores para 2021, volviendo 7 años después a los propulsores Mercedes, para tratar de mantener la línea ascendente. Con el fichaje de Sainz por parte de Ferrari como sustituto de Sebastian Vettel para 2021, McLaren se las ha arreglado para sacar un mensaje positivo, firmando al otro piloto que competía por el puesto en Ferrari, Daniel Ricciardo, demostrando que no tienen intención de dar pasos atrás.
Asi pues, ¿podemos hablar del despertar de McLaren? Para responder esta pregunta necesitamos ver como se desarrolla la próxima temporada, que sino fuera por la pandemia global, estaría llegando ahora mismo a Europa. A la espera de que arranque, a McLaren este año tenemos que pedirle un paso adelante que le permita ser capaz de superar a alguno de los 3 de arriba en circuitos propicios sin necesidad de condiciones extraordinarias, habrá que ver que circuitos son los propicios y que rivales los más propensos a ser superados, pero al 2020 McLaren tiene que pedirle podios, en plural, para saber que van en la dirección correcta. Una Victoria o una Pole Position se convertirían en una inyección de moral importantísima para afrontar el futuro próximo.