Mick Schumacher, hijo del 7 veces campeón del mundo, no ha sido capaz de convencer en su primera etapa como piloto titular en la Fórmula 1. Después de 2 años con Haas, seguirá en el paddock, pero ahora como piloto reserva de Mercedes. Repasamos estos dos años en los que la progresión del alemán no ha sido suficiente para garantizar su continuidad.
Mick Schumacher siempre ha llevado encima un cartel enorme de «hijo de», lo que le abrió puertas de grandes estructuras, pero también le ha supuesto un nivel extra de exigencia. A pesar de no tener la proyección meteórica de otros compañeros de generación, como Lando Norris o George Russell, Schumacher se presentó a la categoría reina habiendo ganado tanto a la F3 como a la F2, ambas en su segunda temporada, después de temporadas de debut bastante discretas (12º en los 2 casos). Esto no fue un problema para Haas, que de todas formas, había decidido apostar por la juventud en una temporada completamente de transición, en la que no invirtieron en el monoplaza, dedicando todos los recursos al año siguiente.
En este contexto el objetivo era tomar experiencia de carrera de cara al año siguiente. Pero la realidad fue que durante todo el año los Haas se pasearon en tierra de nadie, y más allá de acumular km de test y luchar con su compañero de equipo, Nikita Mazepin, Schumacher no sumó experiencia real de carrera.
La situación para la temporada 2022 era completamente opuesta, el equipo lo había apostado todo a esta temporada y necesitaban resultados. Además, a última hora, por el estallido de la Guerra en Ucrania, el patrocinador principal y Nikita Mazepin, fueron expulsados del equipo, por las relaciones del propietario (y padre de Mazepin) con el gobierno ruso. Esto precipitó el regreso de Kevin Magnussen, que descargaba de Schumacher gran parte de la presión de conseguir resultados para el equipo, pero al mismo tiempo le enfrentaba a una vara de medir mucho más alta que la del ruso.
La temporada empezó bien por Haas, Magnussen 5º y aunque Schumacher se quedó a las puertas de los puntos, las sensaciones no eran malas para el alemán. Pero justo en el 2º gran premio, un duro accidente en la clasificación le dejó fuera de la carrera e hizo esfumar el optimismo. Un gasto enorme en la reparación, un accidente de los que hacen perder confianza y su compañero volviendo a sumar en la carrera. A partir de ahí Schumacher dio un paso atrás, perdiendo contacto con la lucha por los puntos. Un nuevo accidente con un gran coste en Mónaco ponía sal en la herida. Además el buen inicio de Magnussen se había enfriado y Haas volvía a no puntuar durante 5 carreras consecutivas, de Miami a Canadá.
Gran Bretaña y Austria fueron un oasis en el desierto por Schumacher, las 2 primeras carreras en los puntos vinieron de forma consecutiva y fueron con una 8a y una 6a posición. Parecía que las tornas habían cambiado y que quizá el Schumacher de las segundas temporadas de F3 y F2 había aparecido. Pero entonces lo que falló fue el coche, pese a ser capaz de competir la posición en Magnussen (5-5 en el enfrentamiento directo en las últimas 10 carreras), Schumacher no volvió a puntuar en lo que restaba de temporada.
Ante un final de temporada decepcionante, Haas valoró la regularidad y la capacidad de un veterano como Magnussen para aprovechar el buen momento del coche en el inicio de la temporada y capitalizarlo con puntos. De esta reflexión salió mal parado Schumacher, ya que Haas cambió su enfoque a la hora de elegir su alineación y le sustituyó por un piloto contrastado y con gran prestigio, Nico Hülkenberg.
Para Mick Schumacher, su primera etapa en la F1 se cierra como decepción, quedándose sin asiento el mismo año que su mentor, Sebastian Vettel, se retira. Sin embargo, el actual piloto reserva de Mercedes intentará por todos los medios volver a la parrilla, siguiendo los pasos de pilotos como Albon u Ocon, que después de una primera etapa corta, fueron capaces de volver y estabilizarse.