La FIA y Ferrari parecen haberse metido en un buen charco. Especialmente, el órgano que rige los deportes de motor de cuatro ruedas. Parece mentira que la FIA no haya sabido gestionar correcta y claramente la situación, al final, por mucho peso que tenga Ferrari en la Fórmula 1, la FIA ha de ser siempre quien vele por que todo sea justo.

El asunto en cuestión no es otro que el del sospechoso rendimiento del motor Ferrari a partir del verano de 2019. Equipos y medios sospecharon de la legalidad del propulsor y, pese a que la FIA investigó tres unidades de potencia de Maranello la resolución del tema no sólo llegó acabado el campeonato, sino que ha llegado con la temporada 2020 a punto de empezar.

Para más miga, la resolución de la investigación en cuestión da mucho para sospechar, no aclara nada, y más bien, invita a pensar que el propulsor de Maranello escondía algún truco ilegal. La FIA quiso la semana pasada cerrar el asunto con que, la resolución y la toma de medidas con Ferrari iba a quedar en un acuerdo privado. Sin duda algo nada justo para el resto de equipos que toman parte en la competición. Evidentemente se entiende que la máxima ha de ser la de competir bajo una igualdad normativa, y parece que no fue así. Además de ello, de ser así se debería descalificar a Ferrari de la clasificación de 2019, con lo que otros equipos ascenderían en la clasificación final de constructores con los consabidos beneficios económicos.

Lógicamente, el levantamiento de escuderías no motorizadas por Ferrari no ha tardado en llegar, realizando conjuntamente, dicho comunicado:

“Un regulador deportivo internacional tiene la responsabilidad de actuar bajo los más altos estándares de gobernabilidad, integridad y transparencia. Tras meses de investigaciones realizadas por la FIA sólo después de las consultas planteadas por otros equipos, nos oponemos firmemente a que la FIA llegue a un acuerdo confidencial con Ferrari para concluir este asunto.

Declaramos públicamente nuestro compromiso compartido de buscar la divulgación completa y adecuada de los términos de dicho asunto, para garantizar que nuestro deporte trate a todos los competidores de manera justa e igualitaria.

Lo hacemos en nombre de los aficionados, competidores y las partes interesadas en la Fórmula 1. Además, nos reservamos nuestros derechos para buscar la reparación legal, dentro del debido proceso de la FIA y ante los tribunales competentes.”

Sin lugar a dudas, Ferrari pudo meter la pata, pero la FIA la ha metido hasta el fondo y ahora le toca enmendar el error o atenerse a las consecuencias. Sin duda, una mala gestión de la resolución de esta investigación le ha llevado a tal punto, y de ellos depende ahora que los equipos puedan llegar a más en su lógico enfado.