Sin duda no ha sido el debut soñado, pero Fernando afirma que los problemas vistos estaban dentro del pronóstico, puesto que “es un coche nuevo que se hizo hace fabricó hace apenas dos semanas”.
Tras un día de tiempo atípico para unas pruebas preparatorias, la lluvia y los problemas eléctricos han lastrado la puesta a punto y la presentación del McLaren Indy #66, el de Fernando Alonso. Pese que el asturiano ya corrió en 2017, en dicha participación usó un monoplaza creado y preparado por Andretti, siendo el de este año un McLaren “puro”, diseñado en Woking, bajo la supervisión de Robert Fernley.
ALONSO, CON PREVISIONES DENTRO DEL GUIÓN
Tras el test en Texas que vimos hace dos semanas, las sensaciones del asturiano para con el coche fueron de aprendizaje, una vez más, de las peculiares condiciones que presentan los trazados ovales en comparación a los circuitos convencionales. En dicha prueba usó un gemelo al que pilotó ayer, puesto que el #66 original iba camino a Indianapolis. El bicampeón del mundo ha querido dejar su feedback tras una aciaga jornada preparatoria:
“Ha sido una buena sensación volver aquí, se siente la magia del lugar. Las instalaciones, los chequeos médicos, el horario de competición, está bien montado. Por desgracia, el tiempo no ha sido lo suficientemente estable para seguir los tiempos que tuvimos en términos de práctica. Al final, no hemos hecho las vueltas suficientes y no hemos tenido suficiente tiempo para preparar el coche” ha lamentado Alonso.
Tras la poca producción de vueltas debido a las malas condiciones meteorológicas, sumado a un problema eléctrico que ha obligado al McLaren a ser remolcado, han dejado unas sensaciones algo turbias antes del envite final de las 500 Millas de aquí justo a un mes. La poca preparación y rodaje del coche habrán sido determinantes en este mal inicio, aunque todo está por decidir.