El fin de semana en Brasil, en el circuito de Interlagos, fue una montaña rusa de emociones, marcadas por el formato a Sprint de la cita.

La cita en Interlagos comenzó la noche del viernes, con una clasificación en mojado que nos dejó la primera pole en la historia del equipo Haas, además de la primera pole de Kevin Magnussen. Además, en otra clase magistral de estrategia de Ferrari, Leclerc hizo la Q3 con neumáticos intermedios a pesar de que no estuviese lloviendo… Lo que le llevó a salir décimo el sábado.

Asegurarse el primer puesto en la parrilla, no obstante, le sirvió de poco, debido a que debería defenderlo en el Sprint del sábado, y efectivamente, acabó cayendo muchas posiciones frente a los equipos más fuertes.

La carrera corta, sin embargo, estuvo marcada por la batalla entre los dos Alpine, con un Fernando Alonso que perdió el alerón delantero y un Esteban Ocon con el coche dañado, lo que hizo que ambos pilotos tuvieran que comenzar el Gran Premio de Brasil desde muy atrás. Alonso, en la radio, fue muy combativo; llegando a celebrar que ya sólo le quedase una carrera en el equipo francés.

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A pesar del alivio de Fernando, su futuro compañero en Aston Martin tampoco fue ningún santo en sus encuentros con Vettel en la pista…

La carrera del domingo no dejó indiferente a nadie. La victoria de Russell, la remontada de Alonso hasta un excelente quinto puesto, las remontadas de los Ferrari, que se vieron forzados a parar por diferentes problemas, y una movida carrera hicieron que los aficionados celebrasen el famoso trazado brasileño.

Además de lo sucedido durante la carrera, una guerra se desató en Red Bull. Max Verstappen dijo que tenía «sus motivos» para no dejar a Checo adelantarle al final de la carrera, lo cual provocó un gran enfado por parte del mexicano en la rueda de prensa posterior.