McLaren, como marca de vehículos, está atravesando una etapa complicada en el ámbito económico, contrastando con su excelente estado de forma en Fórmula 1.
El equipo británico pasa por un momento de gracia en la Fórmula 1, siendo una de sus mejores temporadas (sino la mejor) de los últimos años. No obstante, esta cosecha de buenos resultados por parte del elenco liderado por Lando Norris y Oscar Piastri empaña una situación a nivel de marca que realmente ha hecho, y está haciendo, saltar las alarmas en Woking.
La raíz de este problema financiero asoma en 2020, en plena pandemia del COVID-19, donde toda marca automovilística de una forma u otra se vio gravemente dañada. Sin acabar de solventar estos problemas que arrastraron a McLaren a desarrollar entre poco y nada sus monoplazas en Fórmula 1 en el 2021 y el 2022, la prestigiosa marca lanzó al mercado su nueva joya, por otro lado un tanto envenenada.
Hablamos del McLaren Artura, la nueva apuesta en superdeportivos de la marca y la primera con hibridación integrada. Destinado a ser el desatascador junto con la evolución de los equipos de competición en Fórmula 1 e IndyCar, esta acción actuó como espada de doble filo y su volvió en su contra. A causa de los retrasos de la llegada de la mayoría de unidades, sumado a los problemas técnicos que el propio coche ha estado originando desde su salida al mercado, han hecho que McLaren se vea en una situación más que comprometida.
La gravedad llega hasta tal punto, que ha habido que vender una gran parte de la colección patrimonial de vehículos históricos que poseía la marca. Y lo peor no ha sido el tener que venderlos para ingerir cantidades altas de dinero, lo peor ha venido cuando por necesidad de inyectarse dinero «rápido» esta colección y sus unidades han tenido que ser malvendidas, es decir, indirectamente, más pérdidas.
Otro aspecto a destacar es la venta que ya realizó la propia marca en 2021 de su legendaria sede en Woking. Con la misión de obtener liquidez y de empezar a subsanar las graves estocadas de la pandemia, se realizó la venta de Woking por una cifra cercana a los 197 millones de dólares a la empresa americana Global Net Lease (GNL). Y en efecto, esto no ha provocado la marcha de McLaren de su histórica sede ya que la marca quedó en pagar un alquiler a GNL con el objetivo final de no moverse, pero ganar liquidez gracias a la propia venta.
Si hablamos de cifras, en los resultados financieros de 2022, McLaren reportó unas pérdidas de 249 millones de dólares estadounidenses. En efecto, una auténtica barbaridad. Este hecho a finales del año pasado fue la gota que colmó el vaso, y los inversores más punteros de la marca tuvieron que acercarse a echar una mano amiga que está ayudando a que el mítico sello británico remonte el vuelo en esto 2023, a velocidades muy aminoradas.
La ayuda más grande que han recibido hasta el momento ha venido por parte del fondo de riqueza soberana de Bahrein, Mumtalakat Holding Co. que (sorpresa, sorpresa) a día de hoy es la entidad que posee más acciones de McLaren, con prácticamente el 60% de las mismas. 123 millones de dólares son la suma de cantidad que dicho Holding inyectó en Woking para «salvar» una situación que de no haber sido abordada a tiempo, podría haber llevado a la quiebra, de la que estuvo muy cerca, a una de las marcas y escuderías más legendarias de la historia del automovilismo.
En este apartado también reluce el porque de ese «ansia» de querer sacar hasta el último centavo en ‘El caso Alex Palou‘, cuando se denunció al equipo Chip Ganassi y al propio piloto español en IndyCar, por una suma entre 24 y 25 millones dólares por ese presunto incumplimiento de contrato. Por otra parte, el ‘push’ que ha lanzado McLaren en Fórmula 1 desde el Gran Premio de Gran Bretaña tampoco es casualidad.
El equipo necesita puntuar sin parar con sus dos pilotos (como bien está haciendo) para aspirar el Top3 en el campeonato de constructores, posición que por supuesto aporta una gran cantidad económica como premio, y que sin duda McLaren recibiría con los brazos bien abiertos.
De algún modo podemos decir que una gran crisis mezclada por las pérdidas en un nuevo modelo, el COVID-19 y los malos años recientes en la máxima competición, casi acaba con la vida de McLaren en 2022 y principios de 2023, pero el saneamiento está llegando y se está llevando a cabo de una forma lenta, prudente y correcta. Seguramente tardaremos en ver un estreno a nivel mundial de un nuevo superdeportivo por parte de McLaren para que no se repita esta formula que estaba destinada a la gloria, y que por lo contrario acabó transformándose en puro veneno.