Wayne Taylor se erige como gran ganador de las 24h de Daytona, llevando el Acura #10 pilotado por Ricky Taylor, Filipe Albuquerque, Hélio Castroneves y Alexander Rossi a la victoria. Un pinchazo del Cadillac #01 les otorgó una tranquila victoria tras arriesgar con la estrategia de neumáticos en la última para. En GTLM, Chevrolet hizo ganador a su Corvette #3, con Antonio García entre sus integrantes.
La tradicional primera gran carrera del año, y una de las más esperadas en el mundo de la resistencia, no dejó indiferente a nadie. Las siempre especiales 24h de Daytona levantan el telón de la temporada automovilística mundial, a la par que inauguran el curso de la IMSA. El peculiar calendario preparatorio para el gran día de carreras nos dejó una competencia por la pole position con el Cadillac #31 en primera posición para prototipos, y con los Corvette #4 y #3 dominando la primera fila en GTLM.
El primer incidente no se hizo esperar, y ocurrió precisamente entre dos coches importantes de la clase GTLM. Augusto Farfus, que hacía el primer turno en el BMW #24, arrollaba al Porsche #79 tras un amago de salida, obligando al coche de la marca de Stuttgart a realizar reparaciones. El nivel en DPi quedó demostrado durante las primeras horas de contienda, con escasas diferencias entre los dominadores.
Mazda fue uno de los primeros en sufrir contratiempos, llegando a ir varias vueltas abajo, para remontar y tener opciones de llegar segundos en los compases finales. Las 24h de Daytona suele dar oportunidades, y el constructor japonés las aprovechó. Menos suerte tuvo el Cadillac #01. Tras unos últimos compases de carrera de dura pugna con el Acura de Wayne Taylor, un pinchazo de van der Zande en los últimos diez minutos de carrera, les apeaba del triunfo. El trabajo del holandés junto a un elenco de lujo con Scott Dixon y el debut excelso de Kevin Magnussen, auguran una buena temporada a los de Chip Ganassi.
Otro debut ilustre en estas 24h de Daytona fue el de Jimmie Johnson en el Cadillac #48. El Action Express Racing se presentaba en Daytona con la leyenda de la NASCAR y el vigente campeón del WEC Kamui Kobayashi, a los que se unía el campeón de IndyCar Simon Pagenaud y Mike Rockenfeller. El segundo puesto fue un premio a la constancia y al ritmo sólido que demostraron durante toda la carrera, aunque en los compases finales quedaron rezagados de la pelea por el triunfo global.
El laurel quedó colgado del cuello de Wayne Taylor. Uno de los nombres referente de la resistencia estadounidense tenía un reto para estas 24h de Daytona. Tras tres temporadas con Cadillac, a Taylor le tocaba cambiar este año su estructura a la de Acura, que se veía huérfano tras la partida de Penske del campeonato. Las desavenencias con la marca de Detroit comenzaron a expensas de los costes de desarrollo de su programa DPi, lo que hizo a Taylor cambiar de montura.
Con una alineación de la cual solo repetía su propio hijo, se embarcaban en la aventura de Daytona. Estuvieron inmersos en la pelea por las primeras posiciones junto con el resto de coches de la clase DPi, pero asentaron su dominio durante las últimas cuatro horas. Con la estrategia cambiada con respecto a sus grandes rivales del Cadillac #01, Taylor se la jugó a una parada más corta, cambiando menos ruedas en el último paso por boxes. El pinchazo de su rival hizo que Albuquerque no tuviese que arriesgar, logrando así el triunfo.
Por su parte, el dominio de las 24h de Daytona en GTLM tenía nombre y apellidos: Chevrolet Corvette. La marca americana ha construido en su Corvette C8 una máquina que domina su clase en la IMSA. En el segundo año de desarrollo del coche, han demostrado poder mandar sin problemas, manteniendo además los nombres que le han hecho llegar donde están. Jordan Taylor y Antonio García fueron los grandes triunfadores, imponiendo su Corvette #3, con la ayuda de Nicky Catsburg, a sus compañeros del Corvette #4, compuesto por Alex Sims, Nick Tandy y Tommy Milner. El BMW #24 con Farfus y compañía llegó tercero, no inquietando demasiado el doblete de Chevrolet. Solo la osadía estratégica del Ferrari #62 de Risi Competizione dio salsa a los últimos compases de la carrera, pero su liderazgo en antes de arrancar la última hora fue un espejismo.
Jornada especial para Antonio García. Una semana muy dura en lo personal para él, con un nombre que a buen seguro le ha venido a la mente durante algunos momentos de la carrera: el de Adrián Campos. La marcha del piloto y jefe de equipo valenciano deja huérfano a gran parte del automovilismo patrio, y a muchas jóvenes promesas, que como García en su día, deben el primer empujón a la iniciativa del constructor de Alzira. García pudo cumplir el deseo del hijo de Adrián, Lucas, que le pedía la victoria en las 24h de Daytona para el recuerdo del alcireño.
Eso sí, García no pudo conducir en el stint final. Lo que a priori estaba así dispuesto, sufrió un cambio de planes repentino. El español resultó positivo por Covid-19 durante la disputa de la carrera, en un test obligatorio para abandonar el país tras la misma. Ello llevó a Corvette a dejar a Jordan Taylor hasta el final de la carrera, siendo el estadounidense que le finalizó la prueba. García se encuentra bien, comentó la situación en sus redes sociales, y espera poder pasar el trago lo antes posible.
Tras las 24h de Daytona pasará un mes hasta la próxima cita de la IMSA. Será en Sebring, el 20 de marzo, para la disputa de las 12h de Sebring, en otro de los clásicos de la resistencia americana. El benigno clima de Florida protagonizará una prueba en uno de los circuitos más bonitos del calendario, con su siempre presente aeródromo, y sus baches, que son un completo desafío para pilotos y equipos.