El vicepresidente de General Motors Mark Reuss fue quien desvió el Chevrolet Corvette durante las vueltas de calentamiento de la segunda carrera de IndyCar en el Gran Premio de Detroit, provocando que todos los coches tuvieran que detenerse.

Reuss perdió el control del pace car en la salida de la curva 2, al acelerar se desequilibró y chocó con el muro de hormigón, perdiendo la parte trasera. Reuss y Mark Sandy, comisario de IndyCar que se encontraba dentro del coche, fueron trasladados al hospital del circuito, pero no sufrieron daños.

El coche era el nuevo Chevrolet Corvette ZR1 2019 de 755 caballos. Cuanta con un motor 6.2 V8 capaz de acelerar de 0 a 100 en menos de tres segundos y de alcanzar los 340 kilómetros por hora.

Una vez despejados los escombros (solo Alexander Rossi había pasado por encima de algunos de ellos), los coches fueron reparados por el AMR Safety Team y volvieron a la pista.

En declaraciones a ABC, Rob Edwards, estratega de Rossi, habló sobre los restos de la derivación: “Alex cree que evitó la mayor parte. Espero que no tengamos la llanta cortada”.

Oriol Servià, conductor oficial del pace car, ocupó el coche que sustituyó al pace car accidentado.

Roger Penske dijo acerca de la situación: “Hemos visto al líder de Indy girar en la vuelta de ritmo, esto no es tan malo cuando estás en tu coche. Es una lástima, pero ven a la pista y verás cualquier cosa”.