Mercedes llega reforzado a Japón y con la sensación de haber herido de muerte a su rival. Ferrari por su parte, quiere recuperar el ánimo perdido y no volver a cometer errores de estrategia o al gestionar a sus pilotos.

Ferrari tiene el orgullo herido. No es que dude de su capacidad. Su monoplaza ha dado un golpe en la mesa en cuanto a desarrollo. Tiene potencial para ganar. Es fuerte en circuito donde teóricamente debe pasarlo mal y sin embargo, vuelven las dudas. Algo no termina de estar bien. El Feng Shui de Maranello se ha roto por un elemento discordante. El objeto del debate da para alimentar durante meses a la prensa amarilla.

Hay quien opina que Vettel no atiende a razones. Los fantasmas del pasado envuelven al piloto alemán cuando no le salen las cosas bien, o mejor dicho, como él quiere. Se apodera entonces del tetracampeón el espíritu de Ebenezer Scrooge y eso, en un deporte de equipo, no es buen negocio. Mattia Binotto tiene sin duda, mucho trabajo por delante para demostrar su autoridad, habilidad y mano izquierda.

Leclerc debe tener paciencia y seguir su aprendizaje. Ha demostrado que tiene el talento para dominar la Formula 1 en los próximos años, pero siendo fiel a si mismo. Es obvio que una vez que el león ha probado la carne, es dificil contener su apetito. No debe olvidar que aunque sus manos expriman décimas con pasmosa facilidad, los pies deben estar en el suelo. No ha caído de momento en estos pecados propios de la juventud, pero no está mal que lo tenga presente.

Mercedes llega reforzado. Siempre atento, siempre alerta. Ha convertido en arte el pescar en río revuelto. Hamilton se ha convertido en un piloto maduro y concretamente este año, en un gestor experto. Hay que cuidar cada punto como oro puro. Con un Bottas mentalizado de su labor en la recta final del campeonato y con una estrategia sólida, Mercedes será el Fort Knox particular del piloto británico.

JAPÓN.

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El imperio del sol naciente le abre un año más, los brazos a occidente. Una cultura que está acostumbrada a afrontar los desastres con un honor, responsabilidad y un sentido del deber al más alto nivel, no se amilana ante la amenza de un tifón. Ya vimos como gestionaron el desastre de Fukushima. Aun recuerdo a un periodista sorprendido y casi emocionado, cuando le preguntaron a un trabajador inmerso en las labores de contención si no le preocupaba tener la seguridad que iba a perder la vida por la exposición a la radiación. El hombre respondido que era su trabajo, su deber. Ante un nivel de compromiso y honorabilidad semejantes, no es de extrañar que su cultura siga siendo foco de la admiración mundial aun a día de hoy.
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Queda ya en el recuerdo su paso por tierras niponas de nuestro particular samurái, Fernando Alonso. El piloto bicampeón del mundo, ha decidido dejar de combatir para el Shogun de la F1, para recorrer el mundo como un Ronin del motorsport.

Es hora de conocer el circuito japonés. Un circuito de pilotos en el que el talento puede ser lo que marque la diferencia.

Recorrido.

El circuito japonés de Suzuka tiene 5’807 kilómetros de longitud. Se dan en una carrera 53 vueltas, y se completan 307’573 kilómetros en total. El trazado, único con forma de ocho. Tiene dieciocho curvas, de las cuales son diez a izquierda y ocho a derechas.Suzuka cuenta con el aliciente de la curva 130R, una de las mejores, sin duda, del Mundial.

Parada en Boxes.

El paso por el pit-lane en Suzuka, dura aproximadamente unos quince segundos de penalización.

Un Circuito para valientes.

El trazado de Suzuka es un circuito muy exigente a los pilotos. Por ello la mayoría dice que es un gran lugar, y a todos les gusta conducir aquí. Es un trazado divertido y duro al mismo tiempo, con curvas rápidas, desniveles.

Velocidad.

La velocidad punta más alta en carrera está por muy poco por encima de los 310 km/h. La zona más larga en la que se acelera a fondo en Suzuka es de un kilómetro y doscientos metros, que se recorren en dieciséis segundos. En torno al 89% de la vuelta se pisa el acelerador y el 67% de la vuelta se hace con el acelerador a fondo.

Motor.

Se necesita un buen motor para este circuito. Potencia para salir de las frenadas y para mantenerlo durante gran parte de la vuelta con el acelerador a fondo. Lo conveniente sería, si se pudiera, estrenar motor para esta carrera. Se necesita más potencia que velocidad. En la vuelta, además se hacen en torno a 45 cambios de marcha.

Frenos.

Como siempre, hay que prestarle atención a los frenos, pero Suzuka no es un circuito excesivamente exigente. El desgaste de los frenos, aunque hay alguna frenada brusca, no es muy alto. Es más bien intermedio. Se recorren trece metros con el freno a fondo, durante el 0’3% de la vuelta.

Aerodinamica.

El coche ha de estar bien reglado para negociar en la posición correcta las curvas rápidas, y evitar tanto el sobreviraje como el subviraje. Un coche ‘tranquilo’ ganará mucho en una vuelta a Suzuka.

Combustible.

El consumo de combustible por vuelta es de 2’7 kilos, con una penalización de 0’3 segundos.

Las manos del piloto.

Sin embargo el mayor “reglaje” que hay que llevar a Japón es el factor piloto, muy importante en este trazado como lo puede ser en Spa. Las manos serán factor determinante para lograr un gran resultado.

Adelantamientos.

Adelantar en Suzuka no es demasiado fácil. Realmente adelantar en la Fórmula 1 de hoy en día no es fácil en casi ningún sitio. Si tuviéramos que destacar algún punto para adelantar destacamos la curva 1, como siempre a final de recta. Los pilotos llegan a mucha velocidad y tienen que reducir para la primera curva.

Otros dos puntos posibles serían la chicane Casio Triangle, formada por las curvas 16 y 17; y la horquilla que forma la curva 11. Algún osado, como Alonso en 2005, intentaría adelantar en la curva más espectacular del circuito, la 130R, pero es casi misión imposible, y lo más sensato es intentarlo en la chicane que viene después.

Neumáticos.

Pirelli ha revelado los compuestos por pilotos que se van a utilizan en el GP de Japón. Serán el C1, C2 y C3: duro, medio y blando, respectivamente.

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