Hoy es un día triste sin duda, con el fallecimiento de Niki Lauda, nos deja un genio del motor y de negocios homólogos tras haber vencido por enésima vez a la muerte, día en el que se reunirá con rivales eternos, plasmando su nombre en la memoria y el recuerdo de cualquier aficionado raso.

Siempre se ha dicho que cualquier deporte o institución en general necesita a aquel experimentado o veterano que sea capaz de exclamar a los cuatro vientos lo que todo el mundo piensa, pero nadie se atreve a decir bajo el pretexto de lo políticamente correcto. Así era Lauda, un venerable piloto, un respetado empresario, revolucionario en la industria de las aerolíneas y en última instancia, asesor y presidente de honor de Mercedes, escudería que necesita poca presentación.

Hombre que como él mismo decía, de “pocos amigos”, pero que siempre fue amistoso y cercano con quien sí lo necesitó. Ya lo contaba Wolff esta mañana, dentro de que Lauda le hubiera reconocido que no tenía ningún amigo, a él le consideraba “medio amigo”, algo que llena de honor a Wolff, sin duda.

Piloto combativo, valiente, perfecta expresión de lo que F1 clásica en la que la propia supervivencia no estaba garantizada en cada sesión. Piloto que venció a la muerte y que volvió de entre las llamas para ser campeón del mundo. Referente de lucha y de persistencia que se lleva una parte del pensamiento y del corazón compartido entre los muchos aficionados de la categoría reina del motor.

Allí donde estés solo queda lugar para el agradecimiento, el homenaje y el eterno recuerdo de la máxima expresión de la lucha por los propios sueños y la nunca rendición en busca de lo más codiciado. Con esta enseñanza, con su sencillez con su talento y valentía solo cabe lugar para el puro agradecimiento.

Gracias Niki, descansa en paz.

Equipo de Formula Rápida.