El Coronavirus está comenzando a pasar su factura económica a la Fórmula 1. La cancelación y aplazamiento de carreras y en general, el parón en la actividad repercute directamente en los ingresos.

Los equipos ya plantean, no sólo el aplazamiento de la normativa nueva a 2023, sino, además, la congelación de los actuales monoplazas hasta el 60 por ciento en 2020 y 2021 con el objetivo de limitar al máximo los gastos. Pero las medidas siguen llegando para minimizar en lo posible los efectos que la crisis económica va a tener en la Fórmula 1.

McLaren ha sido el primero en dar un paso al respecto, como ya lo hiciera a nivel de seguridad sanitario en cuanto a la Fórmula 1 se refiere siendo los primeros en anunciar que no competirían en Australia. Esta vez, se adelantan a los demás también en cuanto a medidas económicas. Desde Woking, se han anunciado la suspensión temporal de un número, aún indeterminado de contratos de los trabajadores de su plantilla.

A su vez, los pilotos titulares, Carlos Sainz y Lando Norris han decidido voluntariamente reducirse sus salarios durante el tiempo que dure la crisis.