Suelen decir que la historia se repite y es que los seguidores de la Formula 1 parece que estemos viviendo en un déjà vu constante desde el GP de Silverstone.

Todos recordamos el inolvidable -y dramático- GP de Azerbaiyán donde Max Verstappen lideró toda la carrera con un ritmo bastante superior al resto hasta que la suerte le hizo pasar una mala jugada, pues a falta de cinco vueltas de finalizar la carrera, su monoplaza golpeó contra el muro después de que uno de sus neumáticos traseros se pinchara. No obstante, el piloto neerlandés no fue el único que sufrió un reventón en sus neumáticos, pues Lance Stroll tuvo un final de carrera parecido al perder el control sobre su vehículo y sufrir un pinchazo en una de sus ruedas.

Todo ello hizo saltar las alarmas en Pirelli, quien decidió establecer una estructura más rígida en los neumáticos traseros con el objetivo de aumentar la seguridad en pista de los pilotos, estableciéndose dicho sistema a partir del GP de Gran Bretaña. Estos nuevos neumáticos suponen una diferencia del diez por ciento de presión con los neumáticos que se estaban utilizando durante toda la temporada, permitiendo trabajar así con una presión más baja y que por lo tanto, la temperatura de las gomas no aumentaran tanto, evitando así posibles reventones.

Pero… ¿esto puede dar una ventaja a Mercedes? Está claro que es uno de los equipos más interesados y favorecidos con esta nueva medida, pues es evidente que no han conseguido llegar a la máxima potencia sin devaluar o desgastar los neumáticos. El equipo alemán parece que le está costando seguir el ritmo a los Red Bull, siendo estos últimos mucho más rápidos que los primeros. De hecho, el mismísimo Totto Wolff reconoce que han encontrado rendimiento con la ayuda de estos nuevos neumáticos.

Si llevas tiempo en el mundo del automovilismo, quizás esta historia te resulta algo familiar.

En 2013, Pirelli decidió hacer un cambio de neumáticos tras el GP de Mónaco, pues la nueva estructura se establecería posteriormente en el GP de Canadá, tras recibir una serie de presiones por diferentes equipos, entre ellos, Mercedes y Red Bull – sobre todo Red Bull-. Mateschitz, llegó a decir que la F1 no consiste en una competición de control de la resistencia de neumáticos, sino que estos deben respaldar el potencial de los coches. Por su parte, Ecclestone declaró que los neumáticos de 2013 eran inapropiados.

A todo ello, Boullier, jefe de la escuderia Lotus, uno de los equipos que junto a Ferrari saldrían más perjudicados con este cambio espontáneo, afirmaba que Red Bull tenía una política de desarrollo del coche basado principalmente en la aerodinámica mientras que Lotus respetó la estructura de Pirelli en el diseño del coche. El equipo Lotus no fue el único que reprochó este cambio, Fernando Alonso también hizo unas duras declaraciones al respecto afirmando que conservaban muy bien los neumáticos durante las carreras, sin embargo, el cambio inesperado de los neumáticos, le indujo a despedirse del campeonato.

Dichos acontecimientos provocaron un giro en el mundial, permitiendo a Sebastian Vettel salir beneficiado con esta nueva decisión y conseguir así su cuarto título mundial.

Estos pequeños detalles nos invitan a pensar que estamos reviviendo el mismo mundial que hace ocho años. Esperaremos a ver cómo se desarrolla Mercedes en las siguientes carreras y si esta medida perjudica a otros equipos, como por ejemplo, Red Bull.