El piloto australiano de Red Bull hizo una apuesta arriesgada para mejorar su posición y convertirse en el tercer piloto del mundial en términos contractuales. Como es sabido, Daniel Ricciardo acaba su contrato con Red Bull éste año, igual que Kimi Räikkönen con Ferrari, mientras que Valtteri Bottas tiene un contrato que se renueva año a año.

Ricciardo utilizó la posible libertad de asientos en los grandes equipos para tratar de conseguir un mejor contrato con Red Bull u otro de los 3 equipos dominadores. Esto se vió reforzado de forma importante en el período entre sus 2 victorias, China y Mónaco. En ese momento, se veía a Ricciardo claramente como el tercer piloto del campeonato en cuestión de talento, aunque Bottas hizo buenas actuaciones en esas carreras. Parecía que si Ricciardo no estaba más arriba en la clasificación era por errores ajenos a él y así lo indicaban los números, el abandono en Bahrein por un problema mecánico o el de Azerbaiyán con el choque con Verstappen con la tensión alrededor del holandés en esas semanas, de no haberse producido, tendrían a Ricciardo destacado en tercera posición.

Todo parecía ponerse de cara para el «aussie», Räikkönen estaba fallando, Bottas tampoco conseguía convencer del todo aunque mantenía la lucha con Ricciardo por la tercera posición del campeonato. La sensación, que puede o no coincidir con la realidad, era que Ricciardo era un piloto que con un buen coche lucharía por el campeonato, los elogios a su pilotaje llovían y su carisma hacía el resto. Parecía que Ricciardo tenía una mano ganadora.

Entonces llegó Canadá y se empezó a hablar de ese Rookie de la estructura Ferrari que estaba realizando una gran campaña con el Sauber, Leclerc. Más allá de elogiarlo, que ya se venía haciendo, en Canadá se le empezó a situar en el asiento de Räikkönen. Además, en Canadá empezó el resurgir de Verstappen, que aunque solo quedó una posición por delante de Ricciardo, terminó luchando con Bottas por el segundo cajón del podio, mientras su compañero en Red Bull pedía la hora para terminar cuarto con Hamilton pegado a su alerón trasero. en una carrera había perdido una parte de su estrategia de negociación y había sufrido el resurgir de su compañero de equipo, dispuesto a eclipsarlo.

En Francia la situación se acentuó, Verstappen aprovechó el error de Vettel y se llevó la segunda posición, mientras que Ricciardo no pudo con Räikkönen y se tuvo que conformar con la cuarta, a 27 segundos de su compañero. Leclerc se afianzaba como alternativa a Räikkönen en Ferrari, quitando opciones a Ricciardo, Verstappen volvía a superarle de forma clara y la situación de Mercedes no acababa de moverse. Empezaba a parecer que lo de Ricciardo era un farol.

Luego llegó Austria, la casa de Red Bull, el sitio perfecto para darle la vuelta a la situación, y más que lo parecía después del abandono de Bottas. Parecía que la carrera podía terminar en un mano a mano con Verstappen. Pero en seguida apareció el blistering en las ruedas de Ricciardo, que tuvo que hacer una segunda parada, destruyendo sus opciones de podio.

El abandono solo fue la puntilla, el daño en su apuesta lo provocó el ser incapaz de luchar con su compañero de equipo. En el otro frente, se le cerraba la opción de Ferrari, que se encaminaba a un Leclerc o Räikkönen, mientras que Bottas sigue manteniendo un cierto prestigio en Mercedes, debido a que el finés también ha perdido puntos por cuestiones ajenas a él (principalmente la victoria perdida en Azerbaiyán y el podio en Austria) y aún así sigue muy metido en la lucha por la tercera posición.

En la Fórmula 1, tres carreras lo pueden cambiar todo y este fin de semana en Silverstone, Ricciardo puede empezar a recuperar su posición. Lo que parece que Ricciardo va a tener difícil de recuperar, es la ventaja negociadora que supone tener asientos disponibles en otras marcas competitivas. Cuando se empiece a confirmar a los pilotos para la siguiente temporada, Ricciardo puede perder su opción de mejorar sustancialmente su contrato. Se avecina una negociación compleja en la que Helmut Marko no va a olvidar el juego de Ricciardo y probablemente se lo hará pagar.