Kimi Raikkonen pondrá el próximo domingo punto final a su carrera en Fórmula 1. Concluirá así una etapa de su vida que ha durado 21 años y de la que se lleva enormes recuerdos y, además, un título de pilotos.

Kimi Raikkonen tuvo su primera oportunidad al volante de un F1 en septiembre del año 2000, antes de ser piloto titular por primera vez en 2001. De Sauber saltó a Mclaren un año más tarde. Ocuparía el puesto de Mika Hakkinen, doble campeón que se retiraba. En el 2003 ya lograba su primer triunfo para ser subcampeón a final de temporada. Repitió subcampeonato en 2005, siendo 2006 su último año en Woking antes de poner rumbo a Maranello.

En la Scudería llegaron los grandes triunfos, alcanzando la gloria en 2007. Permaneció con los italianos hasta 2009. En los dos años siguientes probó suerte en Rallyes y Nascar, para volver con Lotus en 2012. 2014 marcó el inicio de una nueva etapa en Ferrari, donde estuvo hasta 2018 logrando su última pole y victoria en la categoría reina del automovilismo.

Lejos de querer salir del Gran Circo, Kimi quiso seguir compitiendo y regresó a Alfa Romeo, ex Sauber, para culminar su trayectoria este mismo año.

Kimi ha sido reconocido por su carácter frío, lo que le ha llevado a tener el apodo de “El hombre de hielo.” Su peculiar forma de ser ha dado mucho juego en las ruedas de prensa. De cara a la televisión siempre ha sido reservado, sin querer llamar la atención y evitando los focos cuando podía.

La familia ha sido el otro pilar en su vida, junto a la Fórmula 1. Desde que inició su matrimonio ha tratado de dedicar más tiempo a su vida personal, haciendo crecer su familia y disfrutando como padre.

Ahora pone punto final a una etapa de su vida, dejará de recorrer el mundo después de 21 años haciéndolo. Y se va dejando un legado enorme, unos recuerdos e imágenes únicas, se va un piloto de la vieja escuela, un piloto de equipo, un tipo astuto sobre la pista y fuera de ella. Se va Iceman.