La escudería de Maranello resurge con mejores tiempos y cambios en el SF21 tras la decadente temporada de 2020.
Se acerca el GP de Italia y se nos hace inevitable pensar en las victorias que el equipo italiano ha conseguido en casa; desde Alberto Ascari en 1951, pasando, entre muchos otros, por Michael Shumacher en 1996 y Fernando Alonso en 2010 hasta Charles Leclerc en 2019. No obstante, la pesadilla de Ferrari llegó en 2020, cuando sus dos pilotos tuvieron que retirarse de la pista, lo cual no sucedía desde 1995, y es que probablemente nos encontremos ante el episodio histórico más oscuro de la escudería, al obtener la sexta posición en el mundial de constructores, siendo incapaces de superar a equipos de la zona media como Racing Point o Renault.
Si nos remontamos a la clasificación del GP de Italia de 2020, el drama no tardó en picar a la puerta de Ferrari: su primer piloto no superó la Q1 consiguiendo una P17 y su compañero se quedó en la Q2 con una P13, a dos décimas de Alex Albon, quien pilotaba para Red Bull.
Tras la decepcionante qualy, llegó la carrera. Cuando creíamos que las cosas no podían ir a peor, Vettel comunicó diferentes incidencias en el sistema de frenada a pocas vueltas del comienzo, lo que provocó el primer abandono tras impactar en la sexta vuelta.
Fue entonces cuando Charles Leclerc se convirtió en la última esperanza, pero estaba claro que ese no era el año del equipo italiano. El piloto sufrió un fuerte accidente en la vuelta 23 tras impactar contra la curva Parabólica. Por suerte, Leclerc no sufrió grandes lesiones y admitió que fue un error suyo, pues habría dado un fuerte contravolante que habría hecho perder el control en la curva.
Ahora bien, después de este bache, nos encontramos ante un equipo que ha sabido identificar sus fallos y sus virtudes y los ha utilizado para saber dar un monoplaza mejor adaptado a las exigencias Charles Leclerc y Carlos Sainz. Los pilotos del Cavallino Rampante se presentan en Monza en una sexta y séptima posición en el mundial respectivamente, ocupando la tercera posición en la clasificación de constructores, lo que supone una verdadera remontada respecto el año pasado. Recientemente, Binotto ha insistido mucho en el rendimiento del coche, pues en 2020 el mismo estaba a 1,4 segundos de la pole mientras que este año está a 0,7 segundos aproximadamente, lo cual no supone un éxito abrumador, pero les da pie a trabajar en un coche mucho más competitivo para el 2022, pues según el jefe de equipo, mirar hacia el futuro y contemplar luchar por el mundial del año que viene es imprescindible, ya que llevan trabajando en ello desde principios de temporada.
Otro de los factores a destacar de la evolución de Ferrari, es su eficacia en boxes, el equipo considera que ha bajado de los 3 segundos en un 84% de las ocasiones, mientras que en la temporada pasada, dicha cifra no superaba el 48%.
Binotto se muestra bastante optimista para este fin de semana, resalta la aerodinámica y las diferentes mejoras en las que han trabajado respecto de la temporada anterior, lo que puede hacer que anime más a los Tifosi a partir de este viernes. Ahora bien, las rectas siguen siendo una de las principales preocupaciones del equipo italiano en relación con su unidad de potencia, por lo que habrá que estar al tanto de las estrategias utilizadas por el equipo para relativizar este tipo de carencias.
A todo esto, debemos hacer mención especial al piloto español, Carlos Sainz, quien mantiene una relación extraordinaria con el piloto monegasco de complicidad y competitividad sana, debutará por primera vez en Italia con los colores de Ferrari e intentará arroparse del calor de los Tifosi como Verstappen y la marea naranja en el GP de los Países Bajos.
Tras un breve análisis de las diferencias respecto el año anterior, hay motivos suficientes para que los Tifosi vuelvan a creer en el Cavallino Rampante y retomen la ilusión que inundó Monza en 2019 con la segunda victoria de Charles Leclerc en la F1.