Jim nació en Kilmany, una pequeña localidad escocesa dedicada a la agricultura. Pese a la fama que te otorgaba ser campeón del mundo de la F1 no olvidaba sus orígenes y prefería su granja y su humilde pueblo antes que las grandes masas y metrópolis.
Clark se crió en un ambiente natural, dedicado a la granja que poseían sus padres. Teniendo los humildes orígenes de los cuales procedía ni se le pasó por la cabeza hasta donde llegaría. Pero el destino no nos podía dejar sin disfrutar de este talentoso piloto.
Pilotó su primer coche a la edad de los 17 años, gracias a su cuñado que poseía varios coches de competición.
Una curiosidad por la velocidad de los autos de competición que le llevó a convertirse en el piloto más rápido del momento y en uno de los pilotos más finos y con más puro talento.
El Escocés Volador, como se le apodó en la época, congenió con otro genio inglés, Collin Chapman, valga la redundancia. Chapman y Clark crearán el binomio más poderoso de la historia hasta posiblemente la llegada de Schumacher a Ferrari. Fue una de las alianzas más “románticas” de toda la historia, pues Clark estuvo durante toda su carrera deportiva fiel a la escudería de Colin. Desde categorías inferiores, pasando por la F2 hasta su última fatídica carrera.
Clark siempre fue, es y será el hijo predilecto de Lotus.
Esta última fue una carrera de F2, en Hockenheim en 1968 JIm se vio obligado a participar por un asunto de contratos. Sus sensaciones desde el primer momento del fin de semana no eran las mejores. Y en la vuelta 5 de la carrera la tragedia se dispersaba al fallecer Clark en un fatídico accidente en la recta trasera.
A lo largo de las 72 carreras que disputó en F1 logró 25 victorias (un 34’72%, porcentaje solo superado por Fangio), 33 poles, 32 podios y 274 puntos. Logró 8 Grand Slams (pole, vuelta rápida, victoria y liderar todas la vueltas de una carrera) el piloto que más veces lo ha logrado. Solo se le acerca Hamilton con 6.
No solo destacó en F1, pues Jim fue el primer piloto europeo en ganar las 500 Millas de Indianápolis en 1965 con el equipo Lotus. Esta alianza estaba destinada solo a ganar.
A su entierro, en su Kilmany natal, fueron más de 50000 personas, dejando ver lo valorado que era por todo el mundo.
Unos de los pilotos más queridos se iba del paddock de la F1 dejando ver lo peligrosa que era, pues si el mejor podía morir, el resto podía morir.