Las vacaciones de verano han llegado a la F1 tras el caluroso GP de Hungría celebrado el pasado fin de semana.
Como ha dado a entender en Toto Wolff, Hungaroring es un circuito Ferrari y eso le ha servido a la escudería italiana para llevarse un doblete hacia Maranello. Creo que es la primera carrera en la que Ferrari ha estado por delante de Mercedes de forma justa. Las flechas plateadas no han sufrido ningún accidente ni ninguna sanción. Los monoplazas rojos han sido más rápidos tanto a una vuelta como en carrera. Ahora bien, el éxito absoluto de los Ferrari se debe también a las órdenes de equipo. Mercedes, por su parte, gestionó igual el extraño resurgimiento de Hamilton en las últimas vueltas de carrera. Ni él mismo sabía de dónde sacaba tanto ritmo.
Vivimos en la época de las órdenes de equipo. Son legales, son coherentes y son necesarias para los equipos. Todo el mundo las entiende y parece que todo el mundo las acepta. Pero también todo el mundo sabe (aunque no siempre se quiera reconocer) que van en contra de la pureza de la competición y de las carreras. De todos modos, Mercedes y Ferrari demostraron no ser lo mismo. Mientras Lewis Hamilton le devolvió la posición a Bottas a final de carrera en un gesto que le honra (pierde tres puntos que podrían hacerle perder el mundial), todos sabemos que Raikkonen sólo podrá luchar por la victoria si Vettel está fuera de carrera. Mientras el alemán esté vivo, Raikkonen sólo trabajará para él.
Donde es poco probable que haya órdenes de equipo es en Red Bull. El ambiente debe estar bien tenso después de que Verstappen dejara fuera de carrera a Ricciardo en la segunda curva. El holandés patinó al pisar de lleno la moqueta de la curva 1 y para evitar que el su compañero le pasara apuró tanto la frenada de la curva 2 que no pudo evitar golpear el australiano. Culpa absoluta para Verstappen y sanción bien aplicada y merecida.
Los pilotos españoles fueron los primeros de los mortales como se suele decir últimamente. El McLaren demostró disfrutar de uno de los mejor chasis de la parrilla y contando con la supervivencia del motor Honda, Fernando Alonso terminó sexto y sumó 8 puntos que sitúan a McLaren por delante de Sauber en la clasificación de constructores. Sainz, por su parte, hizo una gran salida que le colocó sexto, pero no pudo evitar que el asturiano le adelantara con un McLaren que tenía más ritmo. Según él, esta lucha es el mejor aprendizaje que se puede tener.
La curiosidad de la jornada la protagonizaron Kevin Magnussen y Nico Hulkenberg cuando el alemán fue a felicitarle de forma irónica por no haberle dejado espacio en pista durante la ronda de entrevistas que hacen los pilotos tras la carrera.
Ahora tanto pilotos como equipos tienen casi un mes para recargar pilas y empezar en Spa la segunda vuelta de este mundial que aún no se sabe muy bien si a 2 o 3 caras.