El Gran Premio de Austria, celebrado el fin de semana pasado, fue el puñetazo sobre la mesa de Bottas que aún no habíamos visto esta temporada.
La salida marcó de nuevo la carrera de unos cuantos pilotos. ¿Un culpable? Daniil Kvyat. El ruso se llevó por delante a Fernando Alonso (que había avanzado unos cuantos lugares) y el asturiano se llevó como consecuencia del impacto recibido a un Max Verstappen que se había dormido en la salida. Así volvimos a ver la impulsividad descontrolada del ruso.
Quien sí lo hizo perfecto (quizás demasiado) en la salida fue Valteri Bottas. El finlandés movió el coche unas milésimas antes de que las luces del semáforo se apagaran. De ahí que la FIA decidiera no sancionarlo, ya que la diferencia era mínima y no ganó ningún tipo de ventaja de forma ilegal. Después, el ritmo que impuso a principio de carrera le dio su segunda victoria. De no haber ganado distancia sobre Vettel al principio, el alemán se lo habría comido al final de carrera.
Precisamente el alemán hizo su trabajo. Seguro que frustrado por no haber ganado, el de Ferrari no es consciente de que una vez más amplió la distancia con Hamilton, y ahora esta ya es de 20 puntos. Teniendo en cuenta que ni él ni el Ferrari eran los favoritos para llevarse este mundial y que ya hemos llegado al ecuador del campeonato, Vettel ahora sí es un claro favorito para llevarse el título esta temporada.
Por cómo rugía Daniel Ricciardo al terminar la carrera, podemos pensar que el australiano estaba satisfecho con su podio. Y así es. Tras la inesperada victoria en Baku, Ricciardo lograba un podio en un circuito donde el Red Bull sólo podía aspirar a la quinta y la sexta posición en condiciones normales. Por suerte en la F1 las condiciones normales casi no existen. Ricciardo aguantó un Hamilton que venía en modo remontada y superó de calle un Raikkonen que cada vez genera más dudas (si es que caben) sobre su participación en la F1.
La sorpresa de la semana fueron los Haas. El propulsor Ferrari hizo que los monoplazas estadounidenses volaran en tierras austriacas y Grosjean lo aprovechó para hacer 6º y de esta manera arreglar el mes en cuanto a puntos. La cruz se la llevó Magnussen, quien ya desde los entrenamientos cronometrados su monoplaza dijo basta cuando todo parecía indicar que sería top 10. En carrera nada cambió.
Como he dicho al principio de este artículo, Bottas ha dado un puñetazo sobre la mesa. No sólo por la victoria y por la solidez con que la ha conseguido. Lo que más ha resonado en la cabeza de todos y especialmente en la de Hamilton y la de Vettel ha sido estas palabras del finlandés: «soy un candidato al título».