Otra sólida actuación para el ocho veces campeón del mundo, logrando puntuar y en continua búsqueda de un paulatino regreso a las posiciones delanteras.

Era una utopía creer que el retorno del #93 estaría acompañado por la celeridad en la consecución de la primera victoria, aunque la mayoría del respetable seguramente esperaban un retorno flamante y exitoso para el de Cervera. Nada más lejos de la realidad, ya que Márquez ha priorizado, esta vez sí, asentarse definitivamente en una buena recuperación y conseguir el ritmo de manera paulatina, y no por la vía express.

No es ningún secreto que MotoGP gana mucho con Márquez en la pista, aunque esté el ilerdense mermado todavía por una longeva lesión que le impide exhibir su mejor pilotaje. En todo caso, su retorno ya inicia un reloj de arena para saber cuándo será la próxima victoria de la ya leyenda del motociclismo.

Es relevante comentar la gran diferencia del consolidado y maduro retorno de Marc este año, tras meses intensos de tonificación y preparación física, algo que choca frontalmente con el precipitado y erróneo retorno de 2020, en el cual, tras las sesiones de libres del GP de Andalucía, Márquez detectó que no era viable no solo competir, si no seguir una rutina normal con la situación de su fractura.

Este año quizás tardaremos en ver al mejor Marc Márquez, aunque lo mejor de un piloto no solo se ve en su victoria, si no en su sacrificio y resiliencia para reencontrar la senda, sobre todo tras una longeva y complicada lesión como la que ha tenido que arrastrar el de Cervera. La categoría reina del motociclismo le necesita, aunque sus rivales nos están regalando de momento una terna de peleas, duelos y eventos impredecibles que le otorgan, por enésimo año, el título de ser una de las mejores competiciones del mundo.