Hablar de Bruce McLaren es referirse a una de esas personas más importantes en la historia del motorsport. McLaren forma parte de esa lista de nombres míticos que han hecho una contribución enorme al deporte del motor. En esa lista podemos encontrar otros nombres míticos, la mayoría pilotos, escuderías, otros ingenieros, y otros, empresarios que gestaron sus propias marcas.
En el caso de Bruce McLaren, como, por ejemplo, en el caso de Enzo Ferrari, Frank Williams o Jack Brabham, además de piloto creó su propia escudería. Más allá de eso incluso, el neozelandés tocó todos los palos con una varita mágica. Puesto que era buen piloto, buen diseñador, ingeniero y creó una marca que se ha convertido en una de las más relevantes de la historia del motorsport.
Se cumple medio siglo de su mortal accidente en el trazado de Goodwood, mientras probaba una de sus máquinas creada para disputar la afamada Can-Am. Toda una muerte prematura a los 32 años. Pero esa treintena de años fue vivida por Bruce con auténtica pasión y devoción por el motorsport, y logrando en ese periodo grandes cosas en ese automovilismo que él tanto amaba. Cumpliendo curiosamente esa máxima que él defendía: “La vida se mide en logros, no sólo en años”.
Su vida fue una constante batalla por superar adversidades ya desde el principio, pues siendo un niño sufrió una enfermedad en las caderas que padecería por dos años y acabaría dejándole una cojera.
Pero Bruce tenía clara su pasión desde joven, y a lo que quería dedicar su vida, los coches, las carreras. El neozelandés estudió ingeniería y comenzó a su vez a competir en carreras en su país. Pronto daría el vital salto a Europa.
Su llegada a la Fórmula 1 fue curiosamente junto a otro piloto de Oceanía, el australiano Jack Brabham, todo otro nombre mítico de la Fórmula 1. Compartirían equipo en Cooper. La calidad de McLaren era patente, consiguiendo ya un par de podios y una victoria en su primera temporada en Fórmula 1. A pesar de lograr 20 podios y 3 victorias en sus 7 temporadas con Cooper, había algunas diferencias entre el equipo y el piloto, lo cual, sin duda incentivó esas ganas de ir a más en el automovilismo.
McLaren no sólo era buen piloto, iba a demostrar su ambición y sus ganas de tocar todos los campos posibles del motor. El plan era muy ambicioso, crear su propio equipo. Ahí no le iba a valer ser sólo un buen piloto.
Pero Bruce no tenía límite y en 1966 nacería la Bruce McLaren Motor Racing Ltd. El debut de su propia máquina se produciría ni más ni menos que en el Gran Premio de Mónaco. Como casi todos los comienzos, aquellos primeros años fueron difíciles para la escudería del neozelandés. Pero el trabajo de Bruce y su equipo poco a poco daría sus frutos. Los primeros podios y victorias llegarían en 1968. Puesto en perspectiva, apenas dos temporadas después de estrenarse en Fórmula 1. El trabajo de Bruce McLaren y todo su equipo fue claramente encomiable. La calidad al volante también era patente con el propio Bruce, quien conseguiría la primera victoria para el equipo, y con el emblemático Denny Hulme. Quien también fue compañero del neozelandés en Can-Am.
Y no sólo en la categoría reina la marca McLaren ya estaba establecida, también en la Can-Am y en las 500 Millas de Indianápolis. A finales de los 60´, la marca de Bruce ya había conseguido victorias en Can-Am y se preparaba para sus primeras 500 Millas de Indianápolis.
Los cimientos estaban puestos y el proyecto iba en la buena dirección en todas las competiciones de las que McLaren tomaba parte. Y especialmente en Fórmula 1. También en Can-AM, donde el propio Bruce había sido campeón en 1967 y 1969, y el equipo había conseguido otros dos campeonatos más.
Pero el destino tenía mal plan para Bruce, cuando tanto como piloto como a su escudería le iba bastante bien y el horizonte parecía aún más prometedor. La muerte de McLaren sobrevino en aquel 1970 y el mazazo para sus compañeros y para todo su equipo fue muy duro.
Pero ¿Qué mejor homenaje que seguir trabajando con McLaren y seguir haciendo crecer la escudería? Y siempre, con esa máxima de amor absoluto por el automovilismo y esa dinámica de esfuerzo y trabajo que caracterizaban a Bruce Mclaren.
Pasados 50 años de su muerte, Bruce estaría más que orgulloso de ver hasta donde ha llegado su marca, su escudería, la niña de sus ojos, su McLaren.
En Fórmula 1, es una de las 3 escuderías más emblemáticas y laureadas de la historia de la competición, con 12 mundiales de pilotos y 8 de constructores en su haber. 182 victorias, 486 podios, 155 poles y vueltas rápidas. Al volante de sus monoplazas han estado algunos de los mejores pilotos de todos los tiempos: Ayrton Senna, Niki Lauda, Alain Prost, Lewis Hamilton, Fernando Alonso, Emerson Fittipaldi…
En otros campeonatos como la Can-Am también han conseguido éxitos y, a nivel de marca de coches de calle, sus creaciones también son algunas de las más respetadas y deseadas.
A veces con trabajo, los sueños son superados con creces, y llegan a unos niveles que ni siquiera hubieran sido esperados en el más optimista de los pensamientos. Quizá ese sería el pensamiento de Bruce McLaren si pudiera ver hoy los hitos conseguidos por su marca.