El retorno de Renault al Gran Circo está siendo un vaivén de resultados. Parece que recuperan la senda ascendente en 2020, y de cara al próximo año se reinventan para crecer de la mano de De Meo, Alonso, siendo ya el equipo Alpine.
Renault es un clásico en la Fórmula 1, un pionero en la utilización de motores turbo, al
cual ésta última época de la categoría reina se le ha resistido. Si bien es cierto que como motorista han conseguido éxitos de la mano de Red Bull, como constructor han estado lejos del pódium como norma general. Desde su regreso en 2016 hasta 2018 llevaron a cabo un ascenso sostenido que les llevó a ser el cuarto equipo, pero ha sido en 2020 cuando han subido al tercer cajón del pódium por primera vez.
Cyril Abiteboul ha comandado a la escuadra francesa desde su retorno como equipo en 2016. El entonces mandamás de Renault, Carlos Ghosn, quería pelear por victorias en un plazo de cinco años, objetivo que por el momento queda lejos. La progresión inicial fue prometedora, pero la irrupción de McLaren como líder de la zona media, y lo lejos que han quedado los tres grandes de la categoría, ha alejado a la marca del rombo de las cotas más altas en Fórmula 1.
El año 2018 finalizaba con grandes esperanzas depositadas para el año venidero. Después de un cuarto puesto en constructores, Daniel Ricciardo se unía a Renault, y en Enstone podían centrarse en su propio desarrollo, viendo partir a Red Bull, que afianzaba su alianza con Honda también para el equipo principal. Tras algún tiempo manteniendo una relación tensa con los austríacos, los franceses tuvieron que tragarse el sapo de volver a verse superados por un equipo cliente, en este caso McLaren, que en 2019 volvía al pódium con Sainz en Brasil, y les adelantaba en el campeonato de constructores. Red Bull, además, seguía ganando con Honda, e incluso Toro Rosso había anotado algún pódium.
Por si todo esto fuera poco, los escándalos en la cúpula directiva del Grupo Renault venían en aumento. Carlos Ghosn encarnó la figura de líder a la fuga, y ello desembocó en la decisión de los franceses de contratar como CEO a Luca de Meo, que venía de una gran trayectoria como presidente de SEAT. La decisión se tomaba la misma semana que se hacía pública una inversión en el departamento técnico de Fórmula 1 por valor de 15 millones de libras, además de una reorganización de los subordinados de Abiteboul para el proyecto de la máxima categoría.
Con la Covid-19 golpeando a inicios de 2020, y el futuro del proyecto en el aire, el liderazgo de Luca de Meo ha sido esencial para asentar el futuro de Renault. El gobierno francés, en parte propietario de la marca, ha inyectado capital para su supervivencia, después de los dos meses de parón en su producción de vehículos de calle. Además, de Meo ha tenido que reaccionar a la marcha de Ricciardo, que tras el efecto dominó de la marcha de Sainz a Ferrari, ocupará el puesto del español en McLaren. Y para ello, no hay nada mejor que golpear con un doble campeón del mundo con los galos como es Fernando Alonso, que estará de vuelta en 2021.
El regreso del asturiano vendrá acompañado de una reconversión de la marca francesa en
Fórmula 1. Renault pasará a ser Alpine, filial de los franceses más presente en Rally y Resistencia durante gran parte del Siglo XX. Con ellos, y el actual impulso durante la extraña temporada 2020, la escudería del rombo está recuperando posiciones de cara a liderar la zona media. Con la debacle de Ferrari, la tercera plaza queda a disposición de los franceses, McLaren y Racing Point. Además, la brecha con Red Bull se ha venido cerrando paulatinamente, y al menos, superar a Albon no parece tan complicado como otros años.
De cara al futuro la marcha de Honda supone un aliciente, y a la vez un peligro para Renault. Red Bull se queda sin motorista exclusivo, pero ello podría obligar a Renault a suministrarles de cara a 2022. McLaren abandona a los franceses, y volverán a estar impulsados por Mercedes, lo que podría aportarles un plus de cara a la próxima campaña. Además, Ferrari anuncia nuevo motor para el próximo año, y Racing Point será equipo oficial de Aston Martin, con lo que la competencia por delante aumenta.