El futuro de la Fórmula 1 está en el aire. Se suceden las cancelaciones de Grandes Premios, mientras diversas disciplinas apuestan por finalizar sus competiciones.
La Fórmula 1 ha encadenado durante las últimas semanas y meses una suerte de aplazamientos y cancelaciones encadenados. Olvidado ya el esperpento de Australia, la cascada de suspensiones ha sido tal que, visto lo visto, los más optimistas esperan un inicio del curso a mediados de julio en Austria. Ni Mónaco se ha salvado de una quema cuya última víctima ha sido el tan odiado Paul Ricard.
Los mandamases de la máxima categoría del automóvil han trazado un plan por continentes, para aunar grandes premios por proximidad geográfica. Comprimiendo el calendario, la Fórmula 1 arrancaría en Europa para ir viajando paulatinamente hacia Oriente. Tras Asia llegaría América, cerrando el campeonato en el Golfo Pérsico. Es una hoja de ruta que pretende completar de 15 a 18 grandes premios, con muchas semanas seguidas de actividad, y pocos descansos. A tenor de lo conocido, puede obligar a realizar algunas carreras seguidas en el mismo circuito, e incluso incluir citas que no entraban a priori en el calendario. Hockenheim se ha ofrecido por si fuera necesario, y no se ve con malos ojos.
El problema de base del ambicioso plan de la categoría es el sanitario. Una pandemia como la que estamos sufriendo no tiene precedentes desde hace un siglo, y en el actual escenario de mundialización, es toda una novedad. Mover tal cantidad de equipamiento y recursos humanos, de allí para acá sin vacuna o tratamiento contra el coronavirus es un riesgo, cuando no un salto al vacío, que la Fórmula 1 no se puede permitir. Todo queda supeditado al hermetismo de la parrilla, a que nadie se contagie. Un solo positivo podría dar al traste con todo, como ya se ha anunciado con respecto al inicio del fútbol en España.
Precisamente, el fútbol francés ha dado el paso para cancelar definitivamente el fútbol profesional, en España la Primera y Segunda División van a regresar entre fuertes medidas de control, y el fútbol amateur ultima una solución para no jugar más. El entorno de MotoGP comenta de forma más abierta la posibilidad de una cancelación, y en la misma vía se encuentran no pocas disciplinas y campeonatos de todo el mundo.
Y en el diálogo veo el problema. Bernie Ecclestone, amado por muchos y odiado por muchos más, siempre se caracterizó por encontrar soluciones y financiación donde otros no veían posibilidades, llevando a la Fórmula 1 en su día a cotas insospechadas. Desde su férreo carácter mandó con puño de hierro en la categoría, influía decididamente. No me cabe duda que con el inglés al mando, tendríamos ya una solución definitiva, fuese pública o no. De hecho no me extrañaría que entre declaraciones, rumores, y alguna otra conversación, el bueno de Bernie, que espera un hijo a sus años, esté acechando entre los arbustos.