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Fórmula E 2018: Un año de consolidación

Cuarto año del mundial eléctrico de la FIA, la Fórmula E. Cuarto año tras la gran idea de Alejandro Agag de crear un campeonato de monoplazas eléctricos, de monoplazas del futuro. Tras tres temporadas de experimentación a nivel de prestaciones y seguidores, el cuarto año llegaba para quedarse. Piquet, Buemi y Di Grassi habían sido los campeones de las ediciones anteriores. Renault y Audi apostaban fuerte, Mahindra siempre había estado allí, Techeetah era la sorpresa.

El cuarto año era la consolidación de un proyecto que atraía a 10 equipos pilotar en 10 países diferentes. Quizás la Fórmula E no es la competición más vistosa, pero si se une la espectacularidad de los emplazamientos como París, Berlín o Nueva York y una buena campaña de marketing, Alejandro Agag demostraba que en este mundo no solo la F1 puede competir para ser la mejor categoría del automovilismo.

HONG KONG

Empezaba el mundial en diciembre, en el circuito callejero de Hong Kong. Allí, los monoplazas darían un total de 90 vueltas repartidas en dos carreras. La primera demostraba quienes acabarían siendo los luchadores de un mundial más que respetado. Sam Bird ganaba la primera carrera del año, seguido de Jean-Éric Vergne y Nick Heidfeld. El alemán no duraría demasiado en las primeras posiciones de la clasificación. Félix Rosenqvist demostraba en la segunda carrera que la lucha, al menos al inicio del mundial, no iba a ser cosa de dos. Primera victoria para el sueco que veía como Mortara y Mitch Evans le acompañaban en el podio.

MARRAKECH

El mundial se presentaba reñido y disputado, seis cajones en las primeras dos carreras y ningún piloto había repetido. Eso se acabaría rápido y es que llegaba el 13 de enero y los pilotos dejaban Asia para irse al África, más concretamente a Marrakech. El Circuito Internacional Moulay El Hassan sería uno de los más largos de la temporada y vería como Rosenqvist se subía de nuevo a lo más alto. El piloto de Mahindra presentaba su candidatura al título del mundo. Le acompañaban Sébastien Buemi, que creía firmemente en su vuelta a lo más alto del campeonato eléctrico, y Sam Bird que lograba su segundo podio en tres carreras. Vergne quedaba un tanto rezagado.

SANTIAGO DE CHILE

De nuevo, poco le duraría la alegría al sueco y al inglés, llegaba febrero y eso significaba que era hora de ir a centro y Sudamérica. En concreto a Santiago de Chile. Allí les esperaba el Circuito de Parque Forestal dónde Jean-Éric Vergne volvía a la carga y ganaba la carrera.

André Lotterer era segundo y Buemi volvía a la tercera posición. El piloto suizo veía como su Renault no era el mejor monoplaza de la parrilla, pero eso no le frenaba y seguía en su lucha por recoger los mayores puntos posibles.

MÉXICO

De Santiago, la Fórmula E se movía hacia el norte, hacía el Autódromo Hermanos Rodríguez, en México. De nuevo, el mundial de consolidación mostraba como no había favoritos, solo pilotos que rotaban en las primera posiciones. En esta ocasión, Daniel Abt era el vencedor de una carrera trepidante con Oliver Turvey en la segunda y Sébastien Buemi en la tercera.

A mediados del campeonato, la lucha por las primeras posiciones era feroz. Vergne parecía el indicado para ganar la lucha, pero Bird estaba ahí y Buemi iba sin hacer ruido, logrando buenos puntos y peleando siempre por las primeras posiciones. Tras seis carreras, quien se había borrado del mapa era Rosenqvist y Mahindra que veían como tenían que mejorar para luchar por algo más que alguna victoria.

URUGUAY

De México a Punta del Este y es que la competición eléctrica se iba hacia Uruguay para disputar uno de los circuitos más difíciles del calendario, el Circuito callejero de Playa Brava. Una imágenes preciosas en un lugar especial hacían notoria la vuelta de Jean-Éric Vergne que volvía a ganar por delante de un Lucas Di Grassi que se afincaba en la segunda posición. Sam Bird era tercero.

ITALIA

Era momento de volver al viejo continente. Era abril y la Fórmula E se iba hacia Roma, al circuito callejero del EUR. Allí era Sam Bird quién ganaba y se volvía a posicionar a lo más alto del mundial, en la lucha por las primeras posiciones con Vergne. Buemi se desinflaba y veía como el rendimiento de su Renault e.Dams disminuía carrera tras carrera. Lucas Di Grassi volvía a hacer el segundo puesto, justo por delante de André Lotterer.

PARÍS

Octava cita del mundial. París siempre se la ha reconocido por la baguette, la Torre Eiffel, el ‘oh la la’ y en pleno abril por las carreras de coches y es que la Fórmula E dejaba el spaghetti para comer un buen croissant. Y el que más sabe de la cultura francesa es Jean-Éric Vergne que lograba la victoria por las calles parisinas. En segunda posición y, lástima que no llegase antes en el mundial, Lucas Di Grassi. El brasileño, en ese momento vigente campeón del mundo, mostraba la potencia de su Audi demasiado tarde. En tercera posición quedaba un Sam Bird que iba cada vez más rezagado.

Vergne fue el campeón de la constancia y, aunque no estaba siempre en las primeras tres posiciones, alternó victorias con TOP5. Eso, mezclado con la poca regularidad de los demás, y el tardío nivel del Audi de Di Grassi, hacía que el francés tuviese alfombra roja al estrellato.

Quedaban cuatro carreras, tres ciudades. Vergne era claro candidato al título, pero Bird se mantenía no muy lejos. Un error del francés y se quedaba en una situación de difícil gestión.

BERLÍN

Era momento de ir hacía Alemania. La competición aterrizaba en el aeropuerto para correr entre búnkeres en el Berlín-Tempelhof. 2.5 kilómetros de trazado en los que Audi se mostró como líderes absolutos haciendo doblete.

Daniel Abt se hacía con la victoria, justo por delante del ‘queda segundo’ Lucas Di Grassi. Jean-Éric Vergne pasaba la línea de meta en tercera posición, por delante de sus competidores y certificaba así un mundial casi asegurado.

ZURICH

Era el momento de ir a Zurich. Último destino antes de disputar las dos últimas carreras en Brooklyn, en Nueva York. Carrera complicada la que presentaba el trazado urbano suizo. Lucas Di Grassi volvía a ganar por delante de Sam Bird que, aún no poder estar contento, veía como le recortaba 17 puntos a Vergne, que cerraba el TOP10. Jerôme d’Ambrosio era el tercer clasificado.

La carrera del francés fue un martirio, un problema en la clasificación le obligaba a salir en la 17ª posición y, con suerte, lograba llegar 10 por línea de meta. Buemi fue el primer piloto local de la parrilla, quinto.

BROOKLYN

El mundial llegaba a su final. Jean-Éric Vergne necesitaba estar tan solo en los cinco primeros puestos para ganar matemáticamente el mundial. Y así fue, aunque Lucas Di Grassi era quien levantaba el trofeo en la primera carrera, había un francés saltando de alegría por el paddock. Vergne quedaba quinto y se proclamaba como cuarto campeón del mundo de la Fórmula E. El de Techeetah cogía el legado de Di Grassi en el trono y ganaba el cuarto mundial de la competición eléctrica de la FIA. Un mundial de consolidación, un mundial que cerraba la época de unos monoplazas y daba paso a la GEN2 del 2019.

Antes, pero Vergne necesitaba una victoria más para acabar de la mejor forma posible y así fue. El francés se hacía con el primer puesto en la segunda carrera, por delante de Di Grassi, frustrado por no haber alcanzado su gran nivel antes, y Daniel Abt en la tercera posición.

El mundial 2018 ha sido uno de los más disputados. Y no solo por la tensión entre Bird y Vergne, sino porque los monoplazas eran muy igualados a nivel de prestaciones y si Audi hubiese reaccionado antes, también hubiese estado en la lucha por el trono.

Ha sido una temporada de consolidación total. Cada vez con marcas más reputadas y con pilotos con más experiencia, la Fórmula E ya es una de las categorías con más seguidores y mejor reconocidas. La cuarta temporada ha consolidado la competición, en el olimpo del automovilismo.