Hablar de Fermín Vélez es sin duda hablar de uno de los pilotos más exitosos del automovilismo español. Un piloto pionero, que emprendió un viaje a América que sirvió de inspiración años más tarde para pilotos como Oriol Servià, Antonio García o el propio Fernando Alonso. Esa búsqueda del sueño americano le llevó a través de los mejores campeonatos del momento, triunfando en algunos, y teniendo menos suerte en otros. Hoy, cuando se cumplen 15 años de su muerte por un desafortunado cáncer, recordamos a Fermín Vélez, el pionero español en América.
Tras ser campeón de España y de Cataluña de karting, Vélez dio el salto a los monoplazas disputando la Fórmula Seat 1430. Con el apoyo de Danone como patrocinador principal, acabó en quinta posición en la primera de las carreras, cerrando el año 1977 con un total de cuatro podios, que le permitieron ser cuarto en el campeonato. Vélez emprendió entonces su primer viaje, trasladándose a Gran Bretaña para disputar la Fórmula 3 británica con el Equipo Nacional Español.
El pobre material del que disponía frente a sus rivales (Nigel Mansell, Derek Warwick, Stefan Johansson y Nelson Piquet entre otros) no ayudaron, y su paso por la F3 fue fugaz, disputando únicamente un par de carreras más al año siguiente antes de un parón en su carrera deportiva. En 1982 volvió a subirse a un coche, pero esta vez en el entorno de los rallyes y las subidas de montaña, donde cosechó grandes éxitos hasta volver a los circuitos europeos en 1986.
Junto con Emilio de Villota, Fermín Vélez disputó siete de las nueve carreras de la temporada 1986 del campeonato del mundo de Sport Prototipos. Con el apoyo de Danone, como había sido habitual en el resto de su carrera deportiva, la dupla española dispuso de un Porsche 956 de John Fitzpatrick Racing. Una vez más, como ya había sucedido años atrás, el material era limitado, y hacer frente con un obsoleto 956 a los nuevos 962 no fue tarea fácil.
Fueron décimos en la primera carrera disputada en Monza, para lograr después una quinta posición en Silverstone, la prueba previa a las 24 horas de Le Mans. En la mítica carrera francesa, Vélez y De Villota estuvieron acompañados por George Fouché, con quien clasificaron en una modesta vigésima posición. Pero en carrera las cosas cambiaron, y el 956 con los colores de Danone comenzó a escalar posiciones, hasta acabar en una meritoria cuarta posición, a las puertas del podio.
El resto de la temporada estuvo llena de altibajos. En Brands Hatch se tuvieron que retirar a las primeras de cambio, para después volver a lograr un Top 10 en Jerez, mientras el también español Jesús Pareja se alzaba con la victoria con el 962 de Brun. La dupla española rodaba en segunda posición pero a pocas vueltas para el final tuvieron un problema con el pedal del acelerador que les impidió lograr un mejor resultado. En Nürburgring las cosas cambiaron, y la racha de mala suerte por fin acabó. Vélez y De Villota acabaron en tercera posición, en una carrera donde los 962 fallaron. La temporada se saldó con una undécima posición en Spa-Francorchamps, que puso fin al proyecto de Danone y John Fitzpatrick Racing.
Para la temporada 1987, Fermín Vélez se convirtió en piloto oficial de Spice. Compartiendo habitualmente coche con el propio Gordon Spice, Vélez consiguió ganar el campeonato del mundo de Sport Prototipos en la categoría C2 (lo que sería la actual LMP2). La dupla hispano-estadounidense venció en siete de las 10 carreras, consiguiendo además su primera victoria en categoría en las 24 horas de Le Mans.
Tras un fugaz paso por la Fórmula 3000, intentando llegar a la Fórmula 1, aunque sin mucho éxito, Vélez vuelve con Spice para la temporada 1989. Con el equipo Chamberlain Engineering y con Nick Adams, ganó las cuatro primeras carreras de forma consecutiva, para alzarse de nuevo con el campeonato en la categoría C2. En 1990 da el salto a la categoría C1, donde consigue un podio en Silverstone y un cuarto puesto en Spa como mejores resultados. Es entonces cuando, de la mano de Spice, Vélez comienza su viaje americano, disputando el IMSA GT en la categoría Lights. En dicho año consiguió tres victorias y siete podios.
En 1992 consiguió la tercera posición en el campeonato, con dos nuevas victorias, para conseguir un podio en las 24 horas de Daytona en 1993. Tras varios años disputando el IMSA en la “segunda división”, Fermín da por fin el salto a primera en 1994 con la nueva normativa de World Sports Cars (WSC). Tras una primera carrera en Daytona donde hizo la pole con el Spice, Vélez se cambió de equipo a Scandia Motorsports, con un Ferrari 333SP. Consiguió una victoria en Laguna Seca y dos segundos puestos.
Vélez consiguió por fin en 1995 lo que llevaba persiguiendo varios años: conseguir un título absoluto. Continuó con Scandia y el flamante 333SP, con el que ganó el IMSA en dicho año 1995. Se impuso en las 12 horas de Sebring, bajo un tremendo aguacero, y también se subió a lo más alto del podio en Halifax y Phoenix.
La temporada 1996 marcó un cambio en su carrera deportiva. Vélez volvió a probar suerte en monoplazas, esta vez en la IRL. De nuevo con Scandia, participó en Phoenix y en la Indy500, acabando en decimonovena y vigésimo primera posición respectivamente. En la temporada 96-97 de la IRL, disputó cuatro carreras, donde destaca un noveno puesto en el Walt Disney World Speedway, y un décimo en la Indy500, después de haber salido vigésimo noveno. Ese año también disputó varias pruebas del IMSA, logrando tres podios.
En 1998 sólo disputó dos carreras. La primera, las 12 horas de Sebring, donde acaba sexto aunque no cruza la línea de meta, y la segunda, las 24 horas de Le Mans. En La Sarthe se enfrentó, de nuevo con el 333SP (compartido con Wayne Taylor y Eric van de Poele) a los GT1, que eran a priori más rápidos que los LMP1. Aún así, Vélez acabó en octava posición absoluta, y además fue primero en LMP1.
La vida le dio un giro inesperado a Fermín cuando comenzó el nuevo siglo. Se le detectó un cáncer, del cual se operó rápidamente para disputar el campeonato de España de GTs en el año 2000. Junto con Javier Díaz, se proclaman campeones en la categoría GT2. A partir de ese momento, se aparta de las carreras para luchar contra el cáncer, pero al contrario que muchas de las otras carreras que disputó en su vida, esta no la consiguió ganar, y con 43 años, el día 31 de marzo de 2003, Fermín perdía la vida.
Posiblemente no sea uno de los pilotos más recordados de la historia del automovilismo español, posiblemente por no haber llegado nunca a Fórmula 1. Pero sin duda, Fermín fue uno de los pilotos más completos. Capaz de ganar con Fórmulas, capaz de ganar en rallyes y capaz de ganar en resistencia. Es por ello que hoy lo recordamos, igual que cada año se hace en el circuito de Barcelona, con la disputa de las 24 horas de Barcelona, que llevan puesto su nombre.
Descansa en paz, Fermín.