Carlos Sainz protagonizó la remontada del GP de Turquía, ayudado por la nueva unidad de potencia italiana, que da fuerza a Ferrari en la lucha por el tercer puesto de constructores.
Carlos Sainz afrontó el Gran Premio de Turquía desde la 19ª posición, tras recibir una penalización para montar la nueva unidad de potencia de Ferrari.
El español, que no arriesgó en la salida, fue ganando posiciones sin apenas dificultades, algo que contrasta con la situación de Daniel Ricciardo. Mientras que el de Mclaren se quedó atascado en la zona trasera de la parrilla, Carlos fue capaz de superar uno a uno a sus rivales hasta alcanzar la zona de puntos.
Lo hizo con una facilidad llamativa, demostrando una superioridad típica de Mercedes o Red Bull. Este hecho confirma el buen trabajo realizado en Maranello, que han corregido los errores originales en la unidad de potencia para hacerla más competitiva ahora.
Sainz terminó la carrera en octavo lugar, teniendo por delante a Lando Norris, Pierre Gasly y Lewis Hamilton a menos de 10 segundos.
Pero no solo el monoplaza de Sainz fue competitivo. Charles Leclerc fue tercero durante buena parte de la carrera, manteniendo a raya a Checo Pérez. Solo cuando los neumáticos desfallecieron, tras arriesgar para intentar ganar, fue superado por el mexicano. Finalmente, tras su parada en boxes, fue capaz de mantener el ritmo del Mercedes de Lewis Hamilton, logrando una meritoria cuarta posición.
Todo ello en un fin de semana complicado para la competencia. Mclaren no brilló como nos tiene acostumbrados. Lando Norris clasificó fuera del top5, teniendo por delante a pilotos como Fernando Alonso o Pierre Gasly, mientras que Daniel Ricciardo no fue capaz de llegar a los puntos saliendo desde el fondo de la parrilla.
De esta forma, la lucha por el tercer puesto se vuelve a intensificar, con un Ferrari más competitivo que nunca y un Mclaren que tratará de defender ese lugar hasta final de temporada.