Cuando hay una alegria o algo noticiable, no hay tiempo o interés. Eso sí, cuando sucede una fatalidad todo el mundo está preparado para informar, inventar y con la suficiente moral propia para atreverse a opinar sobre algo desconocido. No importa el dolor o las consecuencias, solo importa el morbo.
Por desgracia, el motociclismo se volvió a vestir de negro tras el triste fallecimiento del joven piloto de 14 años Andreas Pérez. Durante la segunda carrera de moto3, del FIM CEV Repsol, Pérez se fue al suelo después de tocarse con un compañero de parrilla. Lamentablemente, las dos motos que le seguían no pudieron esquivar al joven de Mollet del Vallés. Y, aunque Andreas Pérez fue atendido y trasladado de forma inmediata al Hospital de Sant Pau de Barcelona, donde se le diagnosticaron graves lesiones cerebrales, falleció al día siguiente.
Esta pérdida ensancha la lista de pilotos que han perdido la vida en las carreras. Concretamente en el Circuit de Barcelona – Catalunya, en dos años ya son tres los pilotos que no han podido superarlo. En primer lugar el mallorquín Luís Salom, de 24 años, perdió el control de su Kalex durante la primera sesión de entrenamientos de Moto2. En 2017, Enric Saurí de 33 años, nos decía adiós cuando salió de la pista en la primera curva del trazado catalán, en la vuelta 67, durante la celebración de las 24 horas de Catalunya.
Según el reglamento estipulado por cada comunidad autónoma, los jóvenes que deseen ser pilotos deben solicitar una licencia. La mayoría de ellas se empiezan a repartir a niños de 4 años. No obstante, las competiciones no permiten la inscripción hasta que el piloto no tenga o supere los seis años de edad, quienes debutan sobre las mini motos. Es cierto que el aumento de cilindradas es muy rápido; pues con 12 años ya se plantan European Talent Cup donde las máquinas pueden alcanzar los 220km/h.
Hay que dejar claro que cualquier piloto que llega a la European Talent Cup o a cualquier categoría del FIM CEV Repsol, ya es un piloto de élite. El Campeonato Español de Velocidad es una de las mejores cunas de patrocinio para el mundial de motociclismo. De hecho, pilotos internaciones acuden al CEV para poder promocionarse; e incluso actuales campeones del mundo de MotoGP han sido alumnos de esta escuela. Se le resta importancia a algo que para muchos es una lucha constante sin cesar. Algo que para muchos es un estilo de vida. Y no se le da la misma, ni de lejos, importancia que se le daría a una categoría bastante más inferior del deporte mayoritario.
Pero el problema sale a la luz cuando se hablan de desgracias y tragedias. El motociclismo cobra protagonismo cuando hay una pérdida irreparable. Y entonces es cuando se abre el debate de si es un deporte ético o seguro, sobretodo en este caso en relación al FIM CEV, cuando ni siquiera las victorias, triunfos o títulos conseguidos son noticia en los medios de comunicación más potentes. Entonces es cuando medios de comunicación se atreven a hacer acusaciones sin fundamentos hacia este deporte.
En un tweet ya eliminado por el propio piloto, Jorge Martín (Del Conca Gresini, Moto3) publicaba ayer una captura de pantalla de su Instagram donde una periodista de Antena 3 le pedía poder hablar con él para pedirle opinión sobre el accidente ocurrido en el CEV y para hablar un poco del motociclismo. Martín, indignado, le contestaba que era una pena que solo se hablase del motociclismo cuando estas tragedias son las protagonistas. Y no le falta razón.
Hoy hemos amanecido con nuevas noticias y reportajes por parte de ciertos medios de comunicación que han despertado la indignación de muchos pilotos. Aaron Polanco o Marcos Ramírez son algunos de los que han querido manifestar su rechazo a ciertas noticias o acusaciones a través de sus Instagrams.
Cuando la franja de la demagogia y el respeto se traspasa de esta forma tan fácil, es muy preocupante. Cuando las acusaciones o informaciones no están contrastadas pueden llegar a ser muy dolorosas para aquellos que quieren o luchan cada día por seguir formando parte de este deporte. La diferencia es el medio. Y siempre hay alguien, en este deporte, que espera una fatalidad para encender la mecha de la mentira. Siempre habrá alguien preparado para mal meter e inventar. Siempre habrá alguien preparado para faltar el respeto a alguien que solo siente dolor.