Jorge Lorenzo dio el salto de las dos a las cuatro ruedas con ocasión de la primera carrera de la Porsche Supercup en Imola.
El retorno de la Fórmula 1 a Imola ilusionaba de nuevo a los aficionados al motor, y no sólo por la categoría reina: el pasado fin de semana en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari pudimos disfrutar de un menú completo con la Fórmula 2, la Fórmula 3 y la primera ronda de la temporada 2022 de la Porsche Supercup. La trigésima temporada de la competición de los Porsche 911 GT3, que contará con 8 carreras, todas ellas junto a la Fórmula 1, dio en el mítico trazado de Imola un espectáculo bajo la lluvia para todos los amantes del automovilismo.
En la parrilla, nombres que ya resultan familiares a los seguidores de la categoría: el tres veces campeón Michael Ammermüller, el veteranísimo Jaap van Lagen, viejos conocidos como Dorian Boccolacci y otros curtidos en la categoría como Dylan Pereira, que pudo disfrutar de la primera victoria de la temporada en Imola. Y con ellos y entre los 33 pilotos participantes, un conocido del motor español: la leyenda de MotoGP Jorge Lorenzo.
Objetivos realistas
El tricampeón de MotoGP, que anunció su retirada de la categoría reina del motociclismo a finales de 2019, afirmaba buscar en la Porsche Supercup una vía de saciar sus ganas de competir: «Desde el final de mi carrera en MotoGP hace tres años, he echado de menos la competición. Pero estaba buscando algo más seguro que el motociclismo, porque cuando cometes un error en una moto puedes romperte la clavícula o un brazo, mientras que en las competiciones de coches el riesgo es mucho menor», afirmaba en declaraciones a Porsche.
A pesar del enorme deseo de volver a competir, el piloto de 34 años afirmaba ser más que consciente del enorme desafío que supone participar en la Porsche Supercup, competición en la que «están los mejores pilotos de estos coches». En este sentido, el piloto afirma que el objetivo no es ser campeón, o al menos afirma ser consciente que no lo es de inmediato: «Mi objetivo no es llegar a lo más alto, al menos no a corto plazo. Fui campeón del mundo de motociclismo, pero las carreras de autos son una afición. Quiero aprender todo lo posible y disfrutar. Si soy competitivo, mejor aún», afirmaba en Porsche Newsroom.
Sin experiencia previa y condiciones difíciles
Consciente del desafío, afrontaba Jorge Lorenzo su primer fin de semana como piloto en una competición de coches, y lo hacía clasificando 31º en la parrilla de 33 coches. Lorenzo nunca había corrido en Imola, ni había pilotado el Porsche antes de un día de test en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari para preparar la carrera. Todo ello, sumado a la previsión de lluvia para la carrera hacía que el principal objetivo del fin de semana fuera sumar kilómetros y mantenerse en pista: y así lo hizo el piloto español.
La amenaza de lluvia se transformó en chapuzón poco antes de que comenzara la carrera de la Supercup, hasta el punto de que la carrera comenzó tras el Safety Car y todos los pilotos tuvieron que ser muy cautelosos con sus movimientos bajo la lluvia. Sin ABS ni control de tracción, manejar los Porsche 911 GT3 por Imola siempre es un desafío, pero aún más con las condiciones difíciles que tuvieron que afrontar los pilotos.
Jorge Lorenzo se mantuvo alejado de los problemas durante toda la carrera, y logró terminar las 14 vueltas mejorando vuelta a vuelta su ritmo, hasta incluso acercarse al piloto que tenía delante, el austríaco Philipp Sager, pero finalmente terminó 28º, mientras que Dylan Pereira se hacía con la victoria después de un gran fin de semana.
«No es una buena posición, pero me he divertido y he acumulado buenos kilómetros», afirmaba el piloto español en sus redes sociales. Y no le vendrán nada mal, teniendo en cuenta que en mayo comenzará a competir en la Porsche Carrera Cup de Italia, desde donde seguiremos las actuaciones del piloto español.