Con el COVID-19 en su punto álgido, el Motorsport junto con otros deportes ha salido directamente perjudicado ¿Se han tomado las decisiones correctas?

El Motorsport solo es una víctima más que se ha cobrado el Coronavirus en esta semanas tan convulsas. Dejando claro que lo más importante es la vida de las personas de nuestro planeta, hoy vamos a enfocar esta epidemia global en el deporte que más nos apasiona: el deporte de motor.

De hecho, el motorsport, ha sido un gran foco en esta travesía porque ha copado los deportes que cancelaron eventos tanto en primer lugar, como en último. En el caso de los primerizos, hablamos de los mundiales de MotoGP y Fórmula E que a pesar de cancelar carreras complicadas por su ubicación, no tardaron en dejar en «stand by» sus respectivos mundiales.

En el caso de las motos, las categorías de plata y bronce (Moto 2 y 3), tuvieron la oportunidad de dar pistoletazo de salida al 2020 en Qatar, ya que a diferencia de sus hermanos mayores, estos, ya se encontraban en suelo qatarí. El campeonato eléctrico, por su lado, disputó el EPrix de Marrakech, donde aún a día de hoy todo está controlado y desde entonces clausuró las pruebas siguientes, empezando por Roma y París.

Sin embargo, la Fórmula 1, que siempre se ha caracterizado por tener una esencia única y peculiar siguió adelante con su GP de abertura, el de Australia. Liberty Media, la FIA y la propia organización del Gran Circo quisieron forzar hasta el límite, un límite de dos horas. Equipos, pilotos, periodistas, y aficionados ejercieron un jueves prácticamente normal (con tan solo algunas restricciones) en Albert Park, y esperaban ansiosos para disputar los primeros Libres del año.

Con todo el mundo cancelando, y poniendo pies en polvorosa, la Fórmula 1 forzó hasta el final la cancelación del GP de Australia. ¿5 horas para los libres? Seguimos adelante. ¿4 horas para los libres? Seguimos adelante. ¿Algunos pilotos se marchan, y algunos equipos se niegan? Seguimos adelante. Finalmente, a tan solo dos horas de ver el semáforo del Pit Lane en verde, la F1, junto a Chase Carey y la FIA, cancelaron el Gran Premio.

Copyright: Scuderia Ferrari

Muchas críticas recibió la Fórmula 1 durante toda la jornada de aquel jueves 12/03. Todo el mundo miraba a Albert Park con malos ojos. Y si bien es cierto que por una parte, la F1 pudo perder prestigio e imagen hace menos de una semana, también es verdad que la esencia de competitividad y exclusividad de la joya de la corona del automovilismo, quedó reflejada una vez más.

Y se me va a permitir alegar a esa esencia, porque de no haber habido ningún caso positivo (el que confirmó McLaren), hubiera puesto la mano en el fuego a que el Gran Premio de Australia, se hubiera disputado con suma normalidad. Probablemente, como así pasó, al día siguiente se hubieran pospuesto tanto el GP de Bahrein como el de Vietnam, pero Albert Park hubiera tenido a 20 coches rodando por su asfalto, de manera completamente arriesgada.

Con esto dicho, ¿Ha hecho bien el motorsport en cerrar como así ha hecho el fútbol, el baloncesto o el resto de deportes? Por supuesto que sí. La iniciativa de correr a puerta cerrada no hubiera tenido sentido, dado que todo deporte se debe a sus fans, y un circuito con gradas vacías, no es un circuito. El dolor proviene de estar esperando meses a que las motos, los coches, y sus categorías inferiores empiecen… Y que del día a la mañana, te lo quiten.

Desde el primer periodista hasta el último aficionado, pasando por todo miembro de cualquier equipo, siente hoy que le falta algo. Lo peor de todo, es que sabemos que hasta mayo, como mínimo, no empezaremos a ver motores rugir por todo el mundo, y eso a provocado polémica, pero al final la vida de las personas premia y estamos obligados a entrenar la paciencia, y a contribuir a solucionar poco a poco este problema.

Y me gustaría acabar con palabras del entrenador del Liverpool F.C., Jürgen Klopp, que en el fondo, es lo que todos y cada uno de nosotros deberíamos pensar: «Si la cancelación de cualquier evento deportivo puede salvar una sola vida,  entonces deberíamos estar dispuestos a pararlo todo».