Una revolución. Eso es lo que ha vivido el Grupo Renault en los últimos años. La época de Carlos Ghosn a la fuga quedó atrás, y el nuevo liderazgo capitaneado por Luca de Meo se impone con un profundo cambio en las caras al frente de lo deportivo. El CEO del grupo francés llegó a principios del pasado año con una estrategia clara para su programa automovilístico, y en los últimos meses y semanas algunos nombres se han ido confirmado para abanderar al rebautizado equipo Alpine en la máxima categoría.
Fernando Alonso: La confirmación de su fichaje en julio de 2020 agregó un poco más de pimienta a la temporada que se nos viene encima. Tras los movimientos en Ferrari y McLaren, Renault daba un golpe de efecto recuperando al bicampeón del mundo con la escuadra francesa en 2005 y 2006. Alonso es una estrategia de marketing en sí mismo.
Todo lo que tenga que ver con el asturiano es noticia. Como ejemplo sirve la exhibición en Abu Dabi con el R25 que le aupó al Olimpo de la Fórmula 1. El muro lleno de espectadores (mecánicos, pilotos y demás personal de todos los equipos), todos con sus teléfonos móviles para inmortalizar el momento, y al borde de la emoción al escuchar ese sonido único e inigualable del V10 de la marca gala.
Sea para ganar o no, tener a otro campeón el mundo en la parrilla siempre es emocionante. Eso sí, el carácter competitivo de Alonso va a empujar (de hecho ya lo está haciendo), a que los de Enstone den lo mejor de sí mismos. Tener a un referente del automovilismo es excusa más que suficiente para empujar un poquito más, y obliga a todas las partes a estar a la altura de lo que se espera del conjunto francés.
Davide Brivio: El hombre que se supone al frente de Alpine en F1 no necesita demasiada presentación. El italiano ha sido capaz de construir proyectos ganadores allá por donde ha pisado. Lo hizo con Yamaha en Superbikes, y además fue el encargado de liderar el proyecto de los japonenes en MotoGP allá por 2003, cuando más apretaba el dominio de Honda, recién estrenada la era de los cuatro tiempos.
Logró el fichaje de Valentino Rossi para la temporada 2004, y fue capaz de hacer evolucionar y progresar una moto, a priori inferior, hasta darle al italiano un total de cuatro títulos y un subcampeonato. Además, aquel proyecto de Yamaha dio tres títulos a Jorge Lorenzo, confirmándose como la dominadora del momento en la categoría reina del motociclismo. Brivio pasó más tarde por Ducati, sin pena ni gloria, recalando años después a una Suzuki que buscaba reverdecer viejos laureles en MotoGP, logrando el título con Mir en 2020. Deseado por todo el entorno para ser la pieza clave.
Marcin Budkowski: Al frente de lo técnico en Alpine. Un hombre con experiencia en Renault, lleva años trabajando con los franceses, y desde finales de 2020 fue adquiriendo cierto protagonismo de cara a los focos. Debutó en Prost hace casi veinte años, fue parte de los últimos títulos de Schumacher en Ferrari, e integró las filas de McLaren entre 2007 y 2014. Llegó a Renault en 2018 tras cuatro años de trabajo en la FIA, y ahora formará parte por primera vez del liderazgo de un equipo en la Fórmula 1.
Laurent Rossi: El último en llegar. La noticia saltó con la marcha definitiva de Cyril Abiteboul, que finalmente no tendrá ningún cargo en Renault, tras sonar con fuerza como Director General de Alpine, coordinando todas sus vertientes de competición. Su lugar lo ocuparía Rossi, otro hombre con experiencia en la casa francesa.
Llegando a Renault en el año 2000, este ingeniero mecánico ha ido formándose para ser polivalente dentro del grupo francés. Tras su paso por Harvard, trabajó incluso como experto en automovilismo para Google, antes de volver a Renault en 2018 para trazar la estrategia de negocio del grupo francés.
Abiteboul se marcha de la primera escena de la Fórmula 1 con más sombras que luces. No fue capaz de hacer que Renault diera el paso más allá del cuarto puesto en constructores, y su abandono viene acompañado de algunos rumores que apuntan a su no demasiado buena relación con Alonso, amén de no aprobar algunos cambios impulsados por De Meo. Que el italiano ha tomado las riendas sin medias tintas es un hecho, y que lo hace de forma contundente lo demuestra la calidad de los nombres que integran el proyecto.
El golpe de timón era más que necesario para una estructura que, si bien había demostrado visos de recuperación en 2020, arrastraba cierto aroma a estancamiento las últimas campañas. Con el horizonte puesto en 2022, parece que en Enstone no quieren dejar pasar más tiempo para poner en marcha un proyecto ganador. Todo, eso sí, acompañado de la grave situación del Grupo Renault, y con la crisis del Covid19 azotando. Un reto, seguro que bonito, para todos los tripulantes de un remozado barco que promete llegar a buen puerto.