El hombre de la transición en la Fórmula 1 ha cumplido su cometido y da un paso a un lado. Con la entrada de Liberty Media a la Fórmula 1 como dueños de la categoría se abría hace cuatro años un nuevo escenario para un deporte que necesitaba un cambio de rumbo ante los nuevos tiempos.
El tiempo de Bernie Ecclestone y su manera de entender este deporte-negocio, se habían ya quedado atrás y, aunque en su tiempo fue un revolucionario y no lo hizo nada mal. La Fórmula 1 debía cambiar.
Chase Carey fue quien tomó el relevo. Con Liberty Media y bajo su mando, la categoría reina ha puesto en marcha una serie de cambios para una Fórmula 1 más atractiva, cercana, igualada en pista y en la economía de equipos que lo que era en tiempos de Ecclestone. También ha ampliado las naciones presentes en el calendario del mundial, ampliando así el negocio a nuevos mercados.
Carey junto a Ross Brawn se ha encargado en estos cuatro años de acercar mucho más la Fórmula 1 a los espectadores. El streaming y diversos contenidos digitales y audiovisuales así lo han permitido. Pero los cambios más importantes son los que han tocado la normativa deportiva y económica. Se ha realizado un profundo cambio normativo en cuanto al diseño de los coches que entrará en vigor completamente en 2022. Estas regulaciones buscan, en definitiva, multiplicar los adelantamientos en pista y la emoción en carrera. Estos cambios también afectarán los presupuestos de los equipos, limitándolos para reducir costes y equilibrar la balanza entre los propios equipos, haciendo que haya menos diferencias entre ellos y fomentando la competitividad. Como guinda del pastel, con Carey se firmó el Pacto de la Concordia entre los equipos.
Ahora será Stefano Domenicali quien recogerá el testigo con todo ese trabajo hecho. Deberá seguir trabajando en hacer una Fórmula 1 más igualada y desde luego, le sobra experiencia para llevar la categoría reina del automovilismo por la buena senda.