Charles Leclerc ha asombrado a todo el mundo, con su capacidad para sacar un rendimiento mayor al que se le espera a su Sauber (y mayor al que consigue su compañero Ericsson). El piloto monegasco ha conseguido que ya no sea una sorpresa no ver a su Sauber en los puntos, a pesar de ser el peor vehículo de este campeonato, juntamente con el Williams, por lo que seria habitual que acabara las carreras con 16 y hasta 18 coches por delante. Leclerc ha aprovechado el pinchazo de Force India y la incapacidad de Haas para demostrar su capacidad real para que su enorme talento se traduzca en puntos, algo que en la Formula 1 es de suma importancia y que ha empezado a generar debate en su casa deportiva, Ferrari.

Todavía no hemos llegado al ecuador de la temporada y ya se habla de si el rookie tendría que pilotar el coche de Kimi Räikkönen la temporada 2019. Cierto es que esta discusión se aviva con la actual temporada del finés, que aunque con la última carrera en Austria ha logrado auparse a la tercera posición del mundial, el objetivo a principio de temporada, ha sufrido en más de una ocasión para terminar por encima de los Red Bull o presionar a los Mercedes cuando les tenía a tiro.

También es cierto que el contexto de Ferrari no es el idóneo para tomar decisiones frías, tras 9 temporadas sin un título mundial de constructores y 10 sin uno de pilotos. Esta situación ha favorecido que se hable seriamente de la posibilidad de que Leclerc llegue a Ferrari en la que sería solo su segunda temporada en la Formula 1. Esto podría favorecer una excepción en la actitud tremendamente conservadora de Ferrari en cuanto a la elección de pilotos, abriendo las puertas de Leclerc a la zona privilegiada de la clasificación.

Esta temporada del Rookie nos ha recordado a la no tan lejana temporada 2015 de Max Verstappen, aunque los motivos por los que nos ha impresionado no podrían ser más diferentes. en su temporada de Rookie, Max Verstappen que tenía un coche relativamente mejor que le permitía aspirar a los puntos con regularidad raramente acabó una carrera fuera del top 10, llegando a terminar cuarto en dos ocasiones. Pero para el neerlandés era un todo o nada, cuando no conseguía luchar hasta el final para ser el primero de la clase media, lo más habitual era que su ambición superara su talento y acabara en el garaje antes de tiempo.

Con Leclerc, lo que nos está sorprendiendo es su tremenda regularidad, después de 3 carreras de adaptación, en las que acabo entre les 13 primeros en 2 ocasiones, el novato de la estructura Ferrari ha conseguido puntuar en 5 de las siguientes 6, demostrando no solo un gran talento para competir con coches a priori superiores, si no también una gran regularidad para hacerlo de forma constante. tan solo ha abandonado en una ocasión, en el Gran Premio de Mónaco, en el que sus frenos fallaron y no pudo evitar la colisión con Hartley.

En esta situación, qué puede hacer Leclerc con Sauber que no haya hecho ya? a estas alturas, estando situado de forma sorprendentemente estable en los puntos, A Leclerc solo le quedaría aspirar a un top5, buscando sacar partido de una carrera loca como la de Austria, ya que los otros logros que puede conseguir un piloto (podio, pole position, victoria) le quedan demasiado grandes a un Sauber que bastante está haciendo con el presupuesto con el que cuenta. Otro objetivo que se podría marcar Leclerc sería el de terminar el campeonato entre los 10 primeros de la clasificación, algo que de momento le queda bastante lejos, con Carlos Sainz marcando el corte con 28 puntos por los 13 del monegasco.

Con esta situación, qué opciones tiene Ferrari con Leclerc? Para empezar, la más conservadora sería mantenerle en Sauber, intentar que su progresión se asentara antes de buscarle sitio en las ligas mayores. Otra opción sería buscarle un asiento en Haas para que compitiera en un nivel más alto, a parte de que la regularidad de Leclerc le iría bien a un equipo como Haas. Por último, la opción más extrema sería la de subirle directamente al Ferrari, para darle ya una máquina ganadora a Leclerc.

Estas opciones dependen de diferentes factores, que podrían aumentar o disminuir la urgencia y por tanto precipitar o retrasar lo que parece inevitable, que Leclerc acabe en Ferrari. Estos condicionantes son, la situación de Sauber para la próxima temporada, si el equipo progresara lo suficiente para darle a Leclerc más oportunidades, Ferrari perdería alicientes para moverle de equipo. En el caso de que el progreso no fuera suficiente, la mejora en la regularidad de Haas lo haría un sitio adecuado para el monegasco.

Si no occuriera nada de esto, lo único que podría interponerse entre Leclerc y el segundo monoplaza de Ferrari, sería una reducción drástica de la presión en Maranello, que se traduce en un campeonato mundial, o en su defecto, una mejora en el rendimiento de Räikkönen que ponga las cosas difíciles a la dirección de Ferrari, que en caso de duda tendería a tomar la decisión más conservadora. Por otro lado un nuevo fiasco de Ferrari provocaría un aumento todavía mayor de la presión, abriendo las puertas a Leclerc, que eso si, tendría que lidiar con una presión a la que la mayoría de pilotos no han tenido que someterse nunca, con unas expectativas altísimas sobre él, lo que no sería el mejor ambiente para desarrollar su talento y pondría a prueba la calma que ha mostrado hasta hoy.

Pase lo que pase al final y teniendo en cuenta que la Fórmula 1 es una categoría cruel, en la que si no aprovechas tu oportunidad te mandan a casa, si todo va bien, estamos presenciando como se cocina a fuego lento la próxima gran rivalidad de este deporte, con dos pilotos, Charles Leclerc y Max Verstappen creciendo cada día como pilotos. Parece difícil que en el medio plazo, con los 2 pilotos en equipos competitivos, la competición no gire a su alrededor. Además se trata de una rivalidad casi perfecta, con 2 pilotos muy diferentes, uno metódico y el otro impulsivo, uno tímido y el otro carismático.

En definitiva, si algo puede hacer olvidar a los aficionados a la Fórmula 1 la dificultad para adelantar o las carreras aburridas es una de estas grandes rivalidades que te obliga a tomar partido y a estar cada domingo de carrera pegado al televisor, como pasó antes con James Hunt y Niki Lauda, con Ayrton Senna y Alain Prost, Michael Schumacher y Mika Hakkinen o la actual de Sebastian Vettel y Lewis Hamilton, aunque esta última tiene el atenuante de que ambos pilotos han tenido fases de dominación casi incontestable, y es solo ahora cuando empiezan a enfrentarse realmente en el asfalto por ver quien se lleva su quinto campeonato mundial.

Con la situación así, a los aficionados a las carreras solo nos queda esperar que la decisión que tome Ferrari sea la más acertada y nos brinde algo que genera más emoción que 1000 reformas del reglamento para facilitar los adelantamientos, una rivalidad legendaria.